Daniela Grajales NOTICIAS

Evidenciar año a año graves desastres naturales inducidos por el cambio climático que afectan a nuestro territorio, este panorama llama a reflexionar y cuestionarnos con urgencia respecto de los estilos de vida y consumo que nos rigen y que se promueven día a día, cómo estamos entregando valores y principios.
“Hay que describirla como un proceso necesario y urgente, aunque ya han habido avances, en la implementación de la educación ambiental en distintos niveles educativos, en el sector educativo como fuera del sector educativo, cada vez que vivimos es más necesario”, mencionó Andrea Sandoval, maestra e investigadora del cambio climático.
Refirió que los niños, niñas y adolescentes son los menos responsables del cambio climático, sin embargo, serán quienes más, y durante más tiempo, sufrirán sus consecuencias. Pero lejos de ser víctimas pasivas, adolescentes y jóvenes de América Latina y el Caribe están actuando y elevando sus voces para demandar acciones más ambiciosas, urgentes e inclusivas.
De acuerdo a una encuesta llevada a cabo en el 2021 por UNICEF a juventudes activistas por el clima de la región resalta cómo la educación y la formación es la principal acción que los gobiernos deberían adoptar para enfrentar el cambio climático.
“Necesitamos estar más conscientes, tener más cultura ambiental, pero no solamente la educación ambiental implica el vincularnos con la naturaleza en forma distinta, sino también en la misma comunidad, en el aspecto social necesitamos aprender a crear comunidad a trabajar juntos también otras formas de educación, en donde todos tengamos voz y voto y participemos de forma distinta con la naturaleza pues también es importante saber todo sobre el cambio climático, ya lo señalaba el secretario de la ONU, que no estamos en una crisis climática, ya estamos en la ebullición climática y lo estamos viendo aquí en nuestro estado, las condiciones tan erráticas”, enfatizó.
Además, enfatizan no sólo la importancia de educar a niñas, niños y jóvenes, sino también a adultos, docentes, servidores públicos y a la comunidad.
Las juventudes demandan acciones más concretas para avanzar hacia la educación ambiental.
La educación ambiental desde temprana edad es una poderosa herramienta para generar un cambio de paradigma, y abordar la crisis climática de manera inclusiva con la niñez y juventud.

PIE DE FOTO:
Niños, niñas y adolescentes son los menos responsables del cambio climático, sin embargo, sufrirán sus consecuencias.
Foto: Daniela Grajales