Estos elementos cobran vida para contar las historias cotidianas de los habitantes de la capital
Karla Gómez NOTICIAS
En una propuesta única que mezcla realidad y ficción, la obra Chilangolandia, mi amor ofrece un retrato irónico y entrañable de la Ciudad de México a través del teatro de títeres y objetos. Dirigida por Alicia Jiménez y Abigail Espíndola, con dramaturgia de Mario Conde y la producción de Aranza Atilano Reyes, está puesta en escena forma parte del Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec: Títeres y Objetos.
El montaje transforma un escenario vacío en un vibrante paisaje urbano, recreando vecindades, mercados y estaciones de transporte público con más de 300 objetos y títeres. Estos elementos cobran vida para contar las historias cotidianas de los habitantes de la capital, desde el trabajador «godín» hasta el bullicioso transporte colectivo, mostrando el dinamismo caótico de la ciudad.
“La Ciudad de México también pertenece a quienes la habitamos desde la periferia”, señala Aranza Atilano, productora de la obra, quien destaca que la puesta en escena rescata la iconografía urbana y refleja la magnitud visual de la ciudad.
La obra, creada por La Sombra Producciones, se presentó en el Circuito Chapultepec y en el Tercer Festival de Teatro de Títeres Alma de Madera en el Centro Cultural Helénico. Atilano, con más de siete años de experiencia en las artes escénicas, ha enfocado su carrera en el teatro para infancias y títeres, destacando que estos permiten contar historias extraordinarias y despertar la imaginación del público más sincero: los niños.
Con proyectos futuros como Fenrir, el dios lobo, dirigido a jóvenes audiencias, Atilano planea seguir creando propuestas teatrales que impactan visualmente y descentralicen el teatro, llevándolo a nuevos públicos.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: El montaje transforma un escenario vacío en un vibrante paisaje urbano, recreando vecindades, mercados y estaciones de transporte público.