La internacionalista Claudia Márquez reacciona a los planes del republicano y advierte que no puede sacar a todos; medidas migratorias sólo dejarán un país más enardecido, dice

La Razón

Las negociaciones, amenazas y un marcado “estire y afloja” entre México y Estados Unidos prevalecerán con el retorno de Donald Trump, especialmente ante la promesa de la mayor deportación en la historia, con lo que da señales de reforzar su imagen y poder y que va por medidas más radicales en su segundo mandato.
Ante la postura del republicano, quien ondea repetidamente su bandera antiinmigrante y xenófoba, la internacionalista Claudia Márquez Díaz afirmó en entrevista con La Razón que los próximos cuatro años serán complejos en la relación bilateral por desafíos mutuos y lidiar otra vez con un magnate confrontativo y extremista, quien busca llamar la atención para alcanzar sus metas, igual que en su primera gestión (2017-2020).
Y es que prevé que éste apostará por ser contundente en el corto plazo. Así mostrará lo que está dispuesto a hacer, lo que anticipa que “los primeros seis meses serán muy duros” por la tensión entre el político y gobiernos de América Latina y el miedo e incertidumbre para residentes que no han regularizado su estancia en la potencia o quienes ya están en tránsito por el llamado sueño americano. Ejemplo de ello es que desde que ganó la elección redobló su retórica y ayer remarcó, en Phoenix, que a partir del 20 de enero va por “cerrar la frontera y comenzar la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos”, aunque la experta abundó que sigue sin exponer detalles de cómo cumplirá tal apuesta contra los supuestos invasores.
Para Márquez Díaz es claro que el magnate no soltará la agenda migratoria, pues es su prioridad, e insiste que no está dispuesto a ceder, pues desde la campaña apunta a materializar la estrategia contra ilegales, tema en el que la profesora ve muestras claras con el amago de separar familias, retomar el muro y que no le importa el costo, lo que enfatiza que no dimensiona tal desembolso.
Sin embargo, la internacionalista comentó que las deportaciones son una realidad, aunque más allá de la cantidad no lo implementará como desea. “No puede simplemente sacar a todo mundo”, aseveró en torno a las proyecciones del líder electo, pues éste “no puede entrar con todo y barrer a cerca de 40 por ciento de la población que está en EU y es económicamente activa”. Con ello reconoció la fuerza de trabajo y tributaria de la comunidad latina.
Y sin importar el alcance del plan seguirán los roces con México y más gobiernos, escenario en el que Claudia Márquez confía en que se defenderá a connacionales, aunque el país no ha delineado su respuesta en espera a la toma de posesión y que se ponga en acción, lo que supone otro reto, pues EU se quedará sin parte clave de su motor de desarrollo al echar a quienes no se han regularizado.
Pero resalta que para su cometido, el conservador se alió con políticos de corte xenófobo, quienes serán su “brazo duro”, en referencia al zar fronterizo, Tom Homan, e integrantes del futuro gabinete, aunque la analista apuntó que tal equipo es movible según objetivos en el poder, pues en el primer mandato Donald Trump tuvo muchas rotaciones.
No obstante, todos son amagos hasta el momento, aunque Donald Trump podría redoblar aún más su plan en torno a las expulsiones. Y es que se le abrió la puerta a imponer un récord, luego de que agencias expusieran que Joe Biden es el líder en deportaciones, pues en 2024 fijó la mayor cantidad de devoluciones, rompiendo la marca del 2014 de Barack Obama, lo que lo invita a superarlo, con lo que podría arrastrar a la nación a una mayor división, pues la dejará más llena de odio y más enardecida.

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Las negociaciones, amenazas y un marcado “estire y afloja” entre México y Estados Unidos prevalecerán con el retorno de Donald Trump.
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