Un cuarto de siglo de inspiración y creatividad literaria

Karla Gómez Noticias

La Sala Adamo Boari del majestuoso Palacio de Bellas Artes se llenó de emoción, versos y la belleza de la poesía en una tarde especial que conmemoró el 25 aniversario del Premio Nacional de Poesía Tintanueva. El evento, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), reunió a reconocidos escritores que han sido galardonados con este prestigioso premio.

Moderando la velada, Federico Corral Vallejo, poeta y director de Tintanueva Ediciones, destacó la tenacidad y la pasión detrás de este galardón literario independiente que ha perdurado durante 25 años. «Mantener este premio por un cuarto de siglo no ha sido tarea fácil. Cada vez que las personas se reúnen para escuchar poesía, estamos acudiendo a un acto de fe, a la celebración de la palabra, pues eso es la poesía», expresó.

El Premio Nacional de Poesía Tintanueva, creado en 1997, tuvo su primera edición en 1999 con el apoyo de figuras literarias como Antonio Castañeda y Carlos Montemayor, quien ejerció como voto de calidad. En su primera edición, María Luisa Jara Rodríguez, de Chihuahua, se alzó con el galardón por su poemario «Besos de sal amarga». Durante la celebración, se felicitó a la autora chiapaneca Marlenne Villatoro, la ganadora más reciente del premio, por su obra «Reflejos y matices de un collage».

Los propios galardonados presentes compartieron fragmentos de sus obras premiadas. Alejandro Ordorica Saavedra, quien ganó el premio en 2005, recitó versos de «Inmediaciones del delirio», un libro dividido en tres partes que incluye veinte poemas breves, aforismos poéticos y una oda a la manzana.

Manolo Mugica, premiado en 2010, reveló pasajes de su obra «Antievangelios», una interpretación irreverente de los evangelios que juega con la noción de «las malas viejas». Su lectura incluyó poemas titulados «Génesis», «Poema del día ocho», «Memoria de un poema perdido» y «Los crímenes de la vida».

Alejandro Reyes Juárez, ganador del premio hace una década, revivió su obra «Al filo», un poemario escrito en prosa y dividido en dos partes: «En el borde» y «Desde el vértigo». Resaltó que su poesía explora los límites de la realidad, la vida, la muerte, la locura y la imaginación, como aquel que busca cruzar un precipicio con una barra de equilibrio y no siempre lo logra.

El emotivo evento concluyó con la poeta Mirtha Luz Pérez Robledo dedicando su lectura a todas las mujeres, a periodistas, personas desaparecidas y a su hija Nadia Vera. Hizo hincapié en la lucha contra la violencia institucional y la necesidad de buscar justicia. «La poesía es el lugar donde el lenguaje toma forma, la poesía es la única prueba de la existencia de dios. En la poesía todo puede acontecer, restaurar, resarcir, resanar, recordar, retorna, regresar y reparar», concluyó Pérez Robledo, destacando el poder sanador de la poesía en tiempos de adversidad.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: El Premio Nacional de Poesía Tintanueva, creado en 1997, tuvo su primera edición en 1999.