Enfatiza que escribir poesía en una lengua materna, propone un desorden con un orden poético

Isabel Nigenda

Foto: Isabel Nigenda. – Libro poético bilingüe, titulado Mayinaj.

En la casa del poeta Canario de la Cruz, se habla ch’ol. Más que preservar y fomentar su lengua, se revitaliza con ella. Aclara que el término «preservar» le parece que está cerca del museo, en cambio «fomentar es avivarme. Antes la veía al revés, creía que mi madre lengua necesitaba de mí».

El poeta ha dado a conocer su reciente libro poético bilingüe, titulado Mayinaj el cual contiene 141 páginas, pertenece a la serie Tz’akbu Ajaw, de la editorial del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta).

Enfatiza que escribir poesía en una lengua materna, propone un desorden con un orden poético: «La importancia en formato bilingüe es porque soy ese pensamiento queriendo expresarse; al buscar salida por la lengua española lo hago en forma de holograma, de manera recreada pero nunca como equivalencia matemática».

Canario de la Cruz, ha visto la poesía como un lenguaje para eternizar imágenes.

YA’ TYI IMAL cholel
woli iyujtyel k’ay tyi ipusik’al wiñik
ye’elbä icha’añ lukchäy che’bä yälal
bajche’ isintyalajko’.
Iyalobil, iyijñam jiñi wiñik
mi iyäk’eñtyelob ibäl-iñäk’,
Weñ yujil e’tyel, ma’añik
mi iyäk’eñ ik’ux wi’ñal ipusik’al.

Iyalobilob yik’oty ipi’äl
jijach mi ik’uxob k’iñ
lok’embä tyi iyojlil iximtyak.

Voz danzante,
el pescador de auroras.
Su anzuelo
silba serpientes,
las multiplica en hojas de milpa.

Alimenta a sus hijos por un día.
Rebana las horas
en la boca de su mujer
y en la eternidad del hambre.

Los hijos sin danzar,
y la mujer sin rostro de tiempo
prefieren comer al sol
que nace del maíz dorado.

(Página 84-85)

El autor se siente contento al publicar este poemario, por volver a la vida gracias a los ajq’ijab de los distintos pueblos de Guatemala y marakames de San Andrés Cohamiata, Jalisco.

«Al volver a la vida, volví a mi raíz para escribir un proyecto personal: Mayinaj. Por eso estoy contento, y por el lado del compromiso conmigo mismo hay una exigencia por mejorar en el oficio», menciona.

Aunque aclara que él no quería escribir poesía sino aprender a leer cuentos. Así que en el año 2013 se inscribe en un taller donde fue desarrollando algunas ideas que se fueron quedando a la deriva. Ocho años después, esos textos formaron parte de Mayinaj.

«Cuando creía que escribía poesía en la primaria, mi hermano me pedía dejarlo y que no anduviera de copión con sus versos. No estuve dispuesto a dejarla, pero sí dejé de ser copión. Eso de ser copión me dolió mucho, pero me permitió formar mis propios criterios de búsqueda. Después de la universidad me di cuenta que escribir es otra manera de ser desde la voluntad. Actualmente, puedo decir que me revive mi lengua madre. Y yo retribuyo con imágenes sin que correspondan a lo lógico cotidiano, pero sí en la obra o en los textos», destaca.

Sobre Mayinaj, informa que no corresponde necesariamente a un sustantivo. El lector o la lectora se formará un criterio al ir leyendo la obra o después de haberla leído. Mientras que, Kañal, en lengua ch’ol quiere decir despierto; éste sí es un sustantivo que podría guiñar un posible significado para Mayinaj.

En el prólogo del libro, Alejandro Aldana, añade que Canario no imita: devela. Además, de que él escribe desde el silencio, un silencio significante, que se convierte en un recurso estético; pero también en un elemento que dota de significado al poema.

«Para nuestro autor los versos son puertas que nos conducen a un mundo nuevo. No se conforma con imitar a la naturaleza, sino que prefiere transformarla para con ello encontrar una verdad estética», puntualiza.