Cenart y al Complejo Cultural Los Pinos
Isabel Nigenda
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El Concierto para flauta y arpa en do mayor, K. 299, de Wolfgang Amadeus Mozart, y la Sinfonía núm. 3 en mi bemol mayor, op. 55, Eroica, de Ludwig van Beethoven, dos obras que por sus cualidades únicas y extraordinarias sobresalen no solo de la época en la fueron compuestas, también dentro del repertorio de sus creadores, serán interpretadas el próximo fin de semana por la Orquesta Escuela Carlos Chávez (OECCh), en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart) y el Salón Adolfo López Mateos del Complejo Cultural Los Pinos.
La estética de “La tradición alemana” es el leitmotive de este programa musical en el cual esta agrupación artística del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), institución de la Secretaría de Cultura federal, compartirá el escenario con Julieta Cedillo y Baltazar Juárez, flautista y arpista principales de la Orquesta Sinfónica Nacional, durante la interpretación de la única obra para arpa y flauta que el llamado genio de Salzburgo escribió durante su estancia en París, en 1778.
Dirigido por Roberto Rentería Yrene, este programa desvelará la transición del periodo musical Clásico al llamado Romanticismo, en el que Ludwig van Beethoven fue uno de los principales precursores y quien fue de los primeros compositores en romper varios esquemas tradicionales, según informan las enciclopedias y libros especializados.
“La tradición alemana” en la música ha marcado hitos en diferentes épocas -solo hay que echar un vistazo a los catálogos musicales, que desde la “B”, de Bach, Brahms y Beethoven, hasta la “W” de Wagner registran las creaciones sinfónicas de compositores alemanes-, y para la formación de las nuevas generaciones es de suma importancia impulsarlos a que se enfrenten a este tipo de repertorio sinfónico.
Es así como, la OECCh continúa con su objetivo de acercar el repertorio sinfónico a nuevos públicos. Primero interpretará el Concierto para flauta y arpa en do mayor, K. 299, de Wolfgang Amadeus Mozart, de quien austriacos y alemanes demandan su nacionalidad, dado que entre 1756 y 1791, ambas naciones pertenecían al Sacro Imperio Romano Germano. Sobre dicha obra se tiene registrado que es uno de los dos conciertos dobles que él compuso, y el único para arpa.

El concierto fue escrito en abril de 1778 durante un viaje desde París hasta la corte de Guînes, por encargo del duque de Guînes, Adrien-Louis de Bonnières, quien era flautista, y tenía una hija arpista que recibía de Mozart lecciones de composición.
Aunque la evidencia documental no aclara si es verdad que Mozart no profesaba predilección por el arpa como instrumento concertante, existe un documento fechado el 5 de abril de 1778 en el que el compositor comenta a su padre algunos de sus proyectos, entre los que destaca la composición de una sinfonía concertante para instrumentos de viento y la de un concierto para flauta y arpa. El Barón Grirnm le había presentado al duque de Guînes. La obra la terminó en abril de 1778. Las demoras en los pagos de las lecciones a la hija del duque terminaron mal y el mecenazgo concluyó.