Este nombramiento hecho frente al altar de las Vírgenes de Copoya, representa para él
mucha alegría y emoción

Karla Gómez NOTICIAS

“Llegó el día, llegó a mí y, con gusto fue recibido. Esta flor representa mi nombramiento ante la Madre Santísima. No es mentira ni es juguete, con los santos no se juega. Hay que tener fe, gusto y buena voluntad para esto. Somos cultura viva, venimos de generación en generación”, menciona en entrevista Luis Eduardo Alias, quien fue floreado como maestro baile de la Mayordomía Zoque del Rosario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Con el joyosoctok (flor amarrada), elemento que anuncia este cargo vitalicio, se encargará de servirle con la danza a las imágenes religiosas, además de preservar la cultura zoque.
Este nombramiento hecho frente al altar de las Vírgenes de Copoya, representa para él mucha alegría y emoción, pues, le permite continuar con el costumbre que le han enseñado sus familiares, como su abuelito Luis Alias, quien falleció hace unos años, pero aún sigue presente en cada vivencialidad de la tradición.
“Mi abuelo, Luis Alias, que en paz descanse, me enseñó el verdadero significado de la fe, del gusto y de la buena voluntad. Él me transmitió esa enseñanza que llevo en el corazón, porque somos cultura viva, una tradición que pasa de generación en generación. Él me dejó tres palabras fundamentales: fe, gusto y buena voluntad. Y con estas palabras, siempre he servido con el corazón, porque el servicio es un acto de buena voluntad, un acto muy emotivo”, indica el tradicionalista.
Asimismo, comparte que este cargo que le ha confiado la Comunidad Zoque de Tuxtla Gutiérrez, es especialmente para el baile del Napapoketzé: “Es un baile que se asocia con el carnaval y que lleva consigo un profundo simbolismo. Frente a mis amigos y compañeros, me siento agradecido por ser elegido para ser el encargado de este baile, dentro de la institución de la Mayordomía Zoque de Tuxtla Gutiérrez”.
El entrevistado manifiesta que, ser maestro baile es más que un cargo, es un compromiso espiritual. Pues, asegura que se trata de dar valor al rezo y a la tradición, de hacer que este arte se mantenga vivo.
“En este día, frente al altar, he recibido mi nombramiento. No es un cargo cualquiera, y con él, también viene la responsabilidad de mantener viva la fe, como se hace en las festividades que celebramos en enero y en octubre, en honor a la Madre Santísima”, comenta el maestro baile.
Además, resalta que este nombramiento simboliza respeto y amor hacia “nuestras costumbres”, especialmente el acto de prenderle la candela a los santos: “Es un sentimiento tan personal, tan único, que no todos logran sentirlo de la misma forma. No todos tienen este puesto, pero quienes lo logramos, lo entendemos: es un reconocimiento a nuestra espiritualidad, a nuestra fe y a nuestras cualidades como personas responsables del costumbre”.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: El entrevistado manifiesta que, ser maestro baile es más que un cargo, es un compromiso espiritual.