Cientos de migrantes tienen que pedir refugio en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, donde enfrentan lentitud, burocracia y meses esperando sus procesos
Sergio García CORRESPONSAL / NOTICIAS

Tapachula.- Tapachula, en el límite de México con Guatemala, se ha convertido en un «gran embudo» y en un «cuello de botella» de cientos de migrantes porque no tienen la posibilidad de regularizarse, por lo que tienen que pedir refugio en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), donde enfrentan lentitud, burocracia y meses esperando sus procesos.
Los migrantes que acuden a estas oficinas son originarios de Cuba y Haití en su mayoría, quienes han quedado varados, por las políticas de Estados Unidos y la nula respuesta de las autoridades quienes retrasan los trámites.
La desesperación de los migrantes los ha llevado a generar desorden en sus propias filas y son controlados por un solo agente de la policía federal que se encuentra a las afueras del edificio.
En las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), las personas llegan desde temprana hora en busca de obtener un lugar para poder agilizar su ingreso
Para muchos migrantes poder obtener el estatus de refugio les ayuda a poder sostenerse y poder tener papeles para poder buscar una opción de empleo.
Sin embargo, ese es el viacrucis que se enfrentan en Tapachula durante meses, para poder obtener el estatus de refugiado que los deja en el limbo y los desespera para poder retornar a sus países.
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Tapachula, en el límite de México con Guatemala, se ha convertido en un «gran embudo» y en un «cuello de botella» de cientos de migrantes.
Foto: Sergio García