Es una festividad que data de hace 400 años, desde la fundación del municipio

Jhonatan González NOTICIAS

Las altas temperaturas no fueron impedimento para danzar en las calles. – Foto: Jhonatan González

Bajo la plegaria de que las lluvias lleguen pronto a tierras chiapanecas y las cosechas en la zona del municipio de Suchiapa sean buenas a pesar de la sequía que se ha manifestado en los últimos días en la entidad, cientos de habitantes de la demarcación así como otras personas provenientes de municipios aledaños, realizaron la tradicional procesión del jueves de Corpus Christi.
Esta tradición que data de hace más de 400 años de acuerdo con los pobladores contempla a personajes como el Calalá (Venado), el Gigantillo, Quetzalcóatl (la serpiente emplumada), una comparsa de tigres y chamulas, estos últimos se distinguen por llevar la cara pintada con tizate o lodo de barro; además también participan las Reinitas que simulan a las abejas que rodeaban el panal que llevan ofrendas al Santísimo Sacramento de la Cofradía.

Lauro Mundo quien este año participó con el traje de Gigante, señala que en esta danza que es acompañada de la música de tambor y carrizo se venera a la hostia consagrada, por lo que prácticamente hay un sincretismo entre la religión católica y la raza chiapaneca que existió en esta zona del estado.
“Es algo muy especial, que los que vivimos aquí en Suchiapa, es una situación única, que muchas veces es solo una vez en la vida que podemos hacerlo como responsables directos. Yo tengo 40 años que danzó hacia el Santísimo, en todas las formas como tigre, como Gigantillo, ahorita como Gigante”, puntualiza.
La procesión visitó un total de cuatro estaciones, la primera de ellas en el panteón municipal, luego la cabeza de tigre que se localiza en la entrada del municipio, posteriormente avanzó hacia el mercado y finalizaron en la iglesia del pueblo.
Por su parte, Edilberto Pérez Ocoma relató que en su caso participar en esta festividad importante de Suchiapa, se debe a una promesa que hizo desde joven con su abuelo y que hasta el día de hoy lleva presente, además de que es una forma de dar gracias por la vida.
“Lo que se pide personalmente ya cada quien tiene sus peticiones, pues lo que piden, algunos piden salud, alguna enfermedad o alguna necesidad, entonces en general la danza se enfoca en la necesidad de lluvia. Es parte también de las peticiones que se dan, que sea un año productivo para el pueblo y de salud en general para todos”, explica.
Las altas temperaturas no fueron el impedimento para que mujeres, hombres, niñas y niños, salieran a las calles a danzar y disfrutar de esta tradición que reúne historia, folclor y fe.
Es importante mencionar que el gigante o pluma de Quetzalcóatl tiene un peso aproximado de 16 kilogramos, el cual es cargado en la espalda de los hombres y a su vez tienen que danzar tal y como manda la tradición, los ensayos inician por lo menos nueve días antes del jueves de Corpus Christi.