Ana Liz Leyte NOTICIAS

El señor Delmar Méndez, es una de las 5 mil 778 personas -de acuerdo a datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi- que no tienen un lugar de residencia, es decir, que pernoctan en la vía pública.
No obstante, estos datos son por mucho, inferiores a los emitidos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), pues hasta 2011 se contabilizaban más de 14 millones de mexicanos viviendo en la indigencia. En Chiapas se estima que hay 207 personas en esta situación.
El señor Delmar, junto con dos hombres más deambulan todos los días por las calles de Tuxtla Gutiérrez trabajando como franeleros o pidiendo unas monedas para comprar lo que requiera en su día.
“Tengo mis amigos que son buenos, para qué voy a decir que no, yo como mis taquitos, compro mi cañita y ahí me pongo a tomar con ellos”, expuso mientras se encontraba en la calle del lado sur de la ciudad capital.
La depresión, la pérdida de un ser querido, el abandono o incluso decepciones amorosas, son factores que orillan a las personas a vivir en las calles. Pero también la indiferencia, el maltrato o la falta de recursos económicos.
“Ahorita mi esposa ya tiene otro su esposo ya, pero yo tengo que buscar otra mi mujercita o me voy a regresar yo solito”.
Sus problemas son complejos y múltiples debido a que han sido personas invisibilizadas por la sociedad en general y discriminadas por su condición, no obstante, también tienen derechos, pero estos son vulnerados.
El señor Delmar y muchos indigentes más, tenían una vida o sueños por cumplir, mismos que se han esfumado con el paso de los años y hoy sólo encuentran en el alcohol y en las calles, el refugio que algún día tuvieron en sus hogares.

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El señor Delmar Méndez, es una de las 5 mil 778 personas que no tienen un lugar de residencia, es decir, que pernoctan en la vía pública.
Foto: Ana Liz Leyte