Ana Liz Leyte NOTICIAS

La vivienda del señor Leónides de Jesús Moreno Trujillo, ubicada en el barrio Las Canoítas en Tuxtla Gutiérrez, es una de las poco más de 800 casas de adobe que aún existen en el centro de la capital chiapaneca.
Su casa tiene al menos 124 años y ha resistido no sólo a los años, sino, a sismos, eventos meteorológicos y a las mismas modificaciones que han enfrentado las construcciones en la capital chiapaneca.
“Estas casas fueron construidas por ahí de 1900 por los primeros pobladores. Cuando venimos por acá ya estaba la casa, las estructuras siempre estuvieron hechas a conciencia, cimientos profundos de pura piedra”, expuso el señor Leónides.
Estas edificaciones están hechas con materiales naturales de la región que no han pasado por procesos industriales, por ello, se dice que son viviendas bondadosas, que no representan un costo exagerado, pero que, además, son lugares frescos en temporada de altas temperaturas, o bien, reconfortantes durante la temporada invernal.
Amalia Parra Zebadúa, arquitecta, docente e investigadora en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), señala que, incluso la construcción de estas casas en la actualidad, pueden ser hasta un 20 por ciento más económicas, que las construidas con materiales convencionales.
“Al menos un 20 por ciento menos del costo sí hay y es que los materiales los encuentras de manera natural, tierra hay en todos lados, paja también, hasta la queman, carrizo también, madera”, expuso Parra Zebadúa.
Pero además de las bondades de estas construcciones, las casas de adobe ofrecen a Tuxtla Gutiérrez identidad, pues al ser viviendas con más de 100 años de construcción, son la base de la cultura debido a que se comparten saberes dentro de las generaciones.

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La vivienda del señor Leónides de Jesús Moreno Trujillo, es una de las poco más de 800 casas de adobe que aún existen en el centro de la capital chiapaneca.
Foto: Ana Liz Leyte