Jhonatan González NOTICIAS

Luego de un año de prueba y error, Marcos y su familia lograron cultivar en el municipio de Emiliano Zapata, girasoles rojos y blancos, dos especies poco conocidas en el sureste del país.
Relató que el sueño surgió hace cinco años, primero iniciaron con el cultivo de girasoles amarillos, pero tras su boda religiosa donde utilizaron la especie de color blanco, decidieron innovar con este tipo de flor, que poco a poco se ha posicionado en el mercado chiapaneco, lo cual les ha permitido posicionarse como un negocio familiar.
Aunque al principio la aceptación de los girasoles rojos y blancos eran casi nulas, hoy la familia cuenta con canales de comercialización específicos en la capital chiapaneca.
“Ahorita tenemos algunos puntos de ventas en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez que nos han contactado y de ahí tenemos puntos de ventas acá en la misma colonia y aquí donde lo producimos nos hablan y entregamos”, puntualizó.
El también campesino y emprendedor, explicó que para no dañar al medio ambiente, la familia evita el uso de químicos para los girasoles, pero elaboran un fertilizante natural a base de agua, cáscara de frutas, estiércol de ganado, grava triturada, lombrices y milpa seca.
La perseverancia y tenacidad fueron dos de los elementos claves para consolidar el proyecto pues hasta ahora son los únicos productores de girasoles en colores pocos comunes en la región y los campos de producción cada vez lucen con más alegría.
“Pero en 14 de febrero nos enfocamos más a los rojos por ser el Día del Amor y la Amistad, en mayo porque es una fecha muy bonita y simbólica nos enfocamos al blanco, nos han cotizado mucho los blancos, en noviembre realmente aplicamos las tres variedades, sin embargo el que también lleva la puntuación más alta es el amarillo que es el típico y tradicional”, acotó.
Sin embargo, en esta historia la pieza fundamental es su esposo Guadalupe Gutiérrez, quien tiene gusto por esta planta yha demostrado paciencia para producir estas especies de girasoles, las cuales lleva en promedio entre 55 y 60 semanas para que la semilla germine y la planta florezca. Solo se producen tres veces al año, en febrero, mayo y noviembre. Mientras que la producción por cada temporada oscila entre 3 mil y 4 mil flores.
“Fue un reto porque empezamos jugando, jugando, los niños nos ayudaban con la siembra, nos ayudaban a cortar y ellos los iban vendiendo aquí afuera en la carretera (…) Nos ha ayudado porque los niños han tomado conciencia también del cuidado del medio ambiente, de la tierra, cómo se tiene que cultivar, cómo se tiene que proteger”, apuntó.
Aseguró que otros de los retos por el que han enfrentado, es el precio del producto, ya que no todos “quieren pagar el precio que manejamos, entonces lo ven un poquito elevado, pero lo han checado en otros lados y la verdad en las florerías está muchísimo más caro, entonces ya nosotros lo que hacemos es llevarlos en ramitas y ellos pues ya lo decoran y todo”, concluyó.
PIE DE FOTO:
Marcos y su familia lograron cultivar en el municipio de Emiliano Zapata, girasoles rojos y blancos, dos especies poco conocidas en el sureste del país.
Foto: Jhonatan González