Tradición y alegría en la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo
Karla Gómez NOTICIAS
Desde hace 25 años, un grupo de hombres se transforma cada enero en los entrañables chuntás, una de las figuras más representativas de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo. Esta celebración, que marca la identidad cultural de la ciudad, se inicia en las primeras horas del día, cuando los participantes se agrupan en una casa de puertas y ventanas color café, ubicada en el corazón del pueblo. Allí, bajo la dirección de la Tía Tey, la pandilla se prepara para recorrer las calles de Chiapa de Corzo y dar inicio a la festividad.
La leyenda cuenta que los chuntás representan a las sirvientas de María de Ángulo, una figura que, según se cree, tuvo gran influencia en la región. De la misma forma que en la antigüedad, hoy los hombres que participan en este ritual abandonan sus ropas cotidianas y se visten con faldas de colores vivos, algunas lisas, otras floreadas, y camisas bordadas que rememoran las costumbres de antaño. La transformación no se limita al atuendo; también se pintan los labios, delinean sus ojos y alargan sus pestañas, dando paso a una imagen única y desbordante de alegría.
Pero los trajes no son lo único que distingue a los chuntás. En sus manos, portan chinchines, que sacuden al ritmo de la música, creando una mezcla sonora que llena las calles con su característico estruendo. Con cada paso que dan, el sonido de los chinchines se mezcla con el bullicio de la fiesta, mientras gritan, con la energía que solo ellos poseen, un “¡arrecha la que no grite!” a lo que la multitud responde con entusiasmo.
La Fiesta Grande de Chiapa de Corzo no es solo un encuentro de danzas y música, sino también un evento lleno de simbolismo. Cada rincón del pueblo se ve inundado por los colores de las chuntás, y el aire se llena de pólvora con los juegos pirotécnicos que iluminan el cielo. La campana, con su incesante repicar, marca el inicio de una fiesta que no solo se celebra con el cuerpo, sino también con el alma.
A medida que las chuntás avanzan por las principales calles del pueblo, la festividad cobra vida en cada rincón. El calor humano, las sonrisas y los abrazos se hacen presentes mientras los danzantes giran y se mueven al ritmo de la celebración. La arrechura, como se conoce localmente a este fervoroso entusiasmo, define la Fiesta Grande, una tradición que no solo revive el pasado, sino que mantiene viva la identidad y el espíritu comunitario de Chiapa de Corzo.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: La Fiesta Grande de Chiapa de Corzo no es solo un encuentro de danzas y música, sino también un evento lleno de simbolismo.