Este evento marca el inicio de las festividades religiosas que se extienden hasta el 17 de marzo
Karla Gómez NOTICIAS

El 30 de enero, la comunidad zoque de Tuxtla Gutiérrez vivió una de sus tradiciones más arraigadas: la Bajada de las Virgencitas de Copoya. Este evento, que marca el inicio de las festividades religiosas que se extienden hasta el 17 de marzo, rinde homenaje a tres figuras veneradas: la Virgen de la Candelaria, la Virgen del Rosario y María Olochea.
Desde las primeras horas del día, los fieles se reunieron para participar en la procesión, donde los músicos tradicionales, con tambor y carrizo, acompañaron el recorrido. El ambiente festivo estuvo marcado por el sonido vibrante de los instrumentos, que guiaban el andar de los devotos a lo largo del camino. A esta celebración se sumaron los grupos de danza Suyuetzé, Yomoetzé y Napapoketzé, quienes con sus coloridos trajes y movimientos ancestrales llenaron el aire de energía y solemnidad, ofreciendo un tributo a las figuras sagradas que simbolizan la fe del pueblo zoque.
La Bajada de las Virgencitas no solo es una demostración de devoción religiosa, sino también un evento que fortalece los lazos comunitarios. Para los zoques, esta celebración es una oportunidad de reafirmar su identidad cultural, una manifestación del sincretismo que ha prevalecido a lo largo de los siglos y que mantiene viva la herencia de sus antepasados.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: La Bajada de las Virgencitas no solo es una demostración de devoción religiosa, sino también un evento que fortalece los lazos comunitarios.