Revela la veracidad de antiguas leyendas

Isabel Nigenda Noticias

En la pintoresca localidad de Atlixco, en el estado de Puebla, las leyendas sobre la existencia de un antiguo templo prehispánico en la cima del cerro San Miguel han sido transmitidas de generación en generación. Estas historias hablan de un tiempo en el que el teocalli ocupaba el lugar que hoy ocupa la capilla consagrada al conocido arcángel. A lo largo de los años, estas narraciones se han convertido en parte del tejido cultural de la comunidad.

Sin embargo, hasta ahora, no se habían realizado exploraciones arqueológicas que pudieran demostrar o refutar estas creencias arraigadas en la tradición popular. Pero, en un emocionante giro de los acontecimientos, recientes trabajos de salvamento arqueológico, llevados a cabo por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han arrojado evidencia tangible que confirma la veracidad de estas antiguas leyendas.

Este proyecto arqueológico se llevó a cabo en el marco de las obras de renovación de la iluminación de la capilla de San Miguel Arcángel y la rehabilitación de los andadores y miradores del cerro San Miguel. Las obras fueron una colaboración entre la Secretaría de Infraestructura del Gobierno de Puebla y el Ayuntamiento de Atlixco.

El proyecto del Centro INAH Puebla se centró en explorar el atrio del inmueble católico, y se desarrolló en el período de julio a agosto de 2023. Un equipo de arqueólogos, liderado por Miguel Medina Jaen y Carlos Cedillo Ortega del INAH, junto con la arqueóloga Elvia Cristina Sánchez de la Barquera, llevaron a cabo una serie de excavaciones en el interior y exterior del atrio.

En estas excavaciones, se descubrieron capas gruesas de rellenos constructivos hechos con tierra y piedras. Según los especialistas, estos rellenos fueron un esfuerzo de los antiguos habitantes del señorío de Cuauhquechollan (nombre nahua de Atlixco) para nivelar la cima rocosa del monte volcánico, que tiene una peculiar forma piramidal.

En los rellenos, se recuperaron fragmentos de vasijas de barro, así como herramientas y ornamentos de piedra, que datan del período que abarca desde el Preclásico Tardío al Posclásico Temprano mesoamericano, lo que significa que tienen más de mil años de antigüedad.

Uno de los hallazgos más emocionantes se produjo cuando se excavó un pozo al norte de la capilla. A una profundidad de tan solo 25 centímetros por debajo del nivel actual del atrio, se encontraron restos de un piso de cal y arena de origen prehispánico, delimitado por un muro de piedras pegadas con lodo.

A unos 90 centímetros por debajo de ese muro, se halló un segundo piso, lo que llevó a los arqueólogos a afirmar con seguridad que había existido un teocalli en la cumbre del cerro San Miguel. Además, estos descubrimientos sugieren que el templo tuvo al menos dos etapas constructivas.

A pesar de estas emocionantes revelaciones, todavía no se puede determinar con certeza a qué divinidad estuvo asociado el templo. Las fuentes históricas y la tradición oral de Atlixco sugieren que podría haber estado dedicado a Quetzalcóatl, Tláloc o Macuilxóchitl. Sin embargo, esta incógnita solo añade un toque de misterio a la historia.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: En estas excavaciones, se descubrieron capas gruesas de rellenos constructivos hechos con tierra y piedras.