Un legado de marimba y virtuosismo que trascendió fronteras

Karla Gómez NOTICIAS

Zeferino Nandayapa, nacido el 26 de agosto de 1931, se erige como una de las figuras más representativas de la música mexicana y de la marimba en particular. Descendiente de una familia de constructores de marimbas, Nandayapa dejó una huella imborrable no solo en su país, sino en el mundo entero, gracias a su maestría en un instrumento que a lo largo de su vida convirtió en su vocación y pasión.

Desde temprana edad, el destino le deparó una conexión profunda con la marimba. A los tres años, su padre le construyó una marimba para que jugara, y a los siete ya interpretaba sus primeras melodías. Este temprano contacto con el instrumento se transformó en la base de su carrera, que lo llevaría a convertirse en uno de los músicos más destacados a nivel internacional.

Su virtuosismo le permitió no solo destacar en la escena mexicana, sino llevar el sonido de la marimba a escenarios tan prestigiosos como el Carnegie Hall de Nueva York. También participó como ejecutante en importantes orquestas internacionales, como la Filarmónica Real de Londres y la Orquesta de la Comunidad de Madrid, lo que le valió ser reconocido por el Comité de la Excelencia Europea.

En su país natal, Chiapas, Nandayapa recibió numerosos honores, incluido el de “Hijo Predilecto” de Chiapa de Corzo en 2009, un reconocimiento a su invaluable aporte cultural. En vida, su dedicación a la música fue igualmente reconocida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1996, entre otros prestigiosos galardones. Además, en 2010, un año después de su fallecimiento, se instauró el 9 de febrero como el “Día de la Marimba Zeferino Nandayapa” en su pueblo natal.

A los 21 años, Nandayapa se trasladó a la Ciudad de México para estudiar piano en el Conservatorio Nacional de Música, donde comenzó a forjarse como un músico excepcional. La falta de pianos en el conservatorio lo llevó a utilizar la marimba para interpretar las obras clásicas de Bach y Mozart, y así se dio a conocer entre sus maestros. Pronto, su talento y creatividad lo impulsaron a formar parte de agrupaciones como la Orquesta Sinfónica de México y a grabar con figuras de la música popular mexicana, como Agustín Lara y Toña La Negra.

En 1956, fundó el grupo Maderas Chiapanecas, y dos años después, la emblemática Marimba Nandayapa. También en los años 60, dio vida al Cuarteto Clásico Nandayapa, y en 1972 se presentó en los Juegos Olímpicos de Múnich con una impresionante interpretación de la famosa Tocata y fuga en re menor de Bach. Posteriormente, en 1977, creó los Hermanos Nandayapa, agrupación en la que se integraron sus hijos: Óscar, Norberto, Mario y Javier.

A lo largo de su carrera, Nandayapa también destacó como compositor. Sus obras para marimba y orquesta sinfónica, como Chiapas y Fantasía profana, mostraron su capacidad para fusionar estilos y géneros diversos, desde el jazz hasta la samba, lo que enriqueció aún más su legado musical.

El reconocimiento a su obra fue tal que recibió, entre otros, la Medalla de la Paz de la ONU y la Lira de Oro del Sindicato Único de Trabajadores de la Música.

Zeferino Nandayapa falleció el 28 de diciembre de 2010 en Tlalnepantla, Estado de México, pero su legado perdura, no solo en su natal Chiapas, sino en todo el mundo, donde su marimba sigue resonando como un símbolo de la riqueza cultural mexicana.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto: El reconocimiento a su obra fue tal que recibió, entre otros, la Medalla de la Paz de la ONU y la Lira de Oro del Sindicato Único de Trabajadores de la Música.