Karla Gómez NOTICIAS

En el marco del programa expositivo Ficciones de la modernidad, que celebra los 60 años del Museo de Arte Moderno (MAM) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se presenta la exposición Una tuna y una torre de luz sobre un pupitre. Esta muestra reúne obras de destacados artistas que, a través de cuatro líneas de indagación plástica, exploran y redefinen el concepto de modernidad en el arte mexicano.

La exposición aborda, en un primer eje, la búsqueda de una identidad plástica propia que surgió de un proceso de tensión y renovación, y que finalmente desembocó en la consagración de propuestas centradas en la abstracción. En paralelo, el centenario del movimiento surrealista ofrece la oportunidad de explorar su impacto en el arte mexicano y su relación con otras prácticas que transformaron la visión de lo real. El último eje de la muestra se enfoca en la transformación urbana, un aspecto clave para entender la modernidad.

Carlos Segoviano, curador asociado del MAM, explica que el título de la muestra juega con una referencia al surrealismo del conde de Lautrémont, quien planteaba el “encuentro fortuito entre un paraguas y una máquina de escribir sobre una mesa de disección”. Esta exposición busca, de manera similar, reunir diferentes visiones de la modernidad artística en México, difundidas e investigadas desde este icónico museo.

Entre las obras que conforman la exposición, destacan piezas emblemáticas de artistas como Frida Kahlo, María Izquierdo, Francisco Toledo, Remedios Varo, Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros y Leonora Carrington. Estas creaciones abarcan gran parte del siglo XX y muestran la evolución del arte mexicano en relación con las corrientes globales.

Una de las piezas más notables es Las dos Fridas (1939) de Frida Kahlo, un óleo sobre tela que la artista creó tras su separación de Diego Rivera. La obra es una de las dos únicas de gran formato en la trayectoria de Kahlo y muestra dos versiones de ella misma: la Frida que amaba Diego y la que él ya no amaba. Esta pieza fue presentada en la primera exposición internacional de surrealismo en México en 1940 y refleja un momento clave en la carrera de la artista, quien ya comenzaba a tener reconocimiento internacional.

Otro punto central de la muestra es la obra Madre campesina (1930) de David Alfaro Siqueiros, una pintura de caballete que, a pesar de su formato, incorpora elementos propios del arte muralista. La monumentalidad del personaje en la obra recuerda la figura de la mujer mexicana, tema recurrente en la Escuela Mexicana de Pintura. Siqueiros solía hablar de la importancia de la monumentalidad en relación con las proporciones, y en esta pieza logra transmitir esa grandiosidad.

Dentro de la misma línea nacionalista, se encuentra el mural Homenaje a la raza india (1952) de Rufino Tamayo, una obra solicitada por Fernando Gamboa. Este mural, uno de los pocos que resguarda el MAM, aborda la identidad mexicana a través de la representación de personajes indígenas. La obra marca una transición hacia una figuración diferente, mientras Tamayo comienza a acercarse a la abstracción.

Según Segoviano, este “núcleo de extensión y renovación” dentro de la exposición demuestra cómo el arte mexicano, inicialmente anclado en lo figurativo y social, comienza a explorar otras rutas hacia la abstracción. Este período coincide con la creciente presencia del arte mexicano en exposiciones internacionales, lo que ayudó a redefinir su alcance y significado más allá de las fronteras nacionales.

La exposición Una tuna y una torre de luz sobre un pupitre es un recorrido imperdible por las múltiples facetas de la modernidad artística en México, a través de las obras de sus grandes maestros. Se podrá visitar en el Museo de Arte Moderno, ubicado en Avenida Paseo de la Reforma, de martes a domingo, con entrada gratuita los domingos y acceso libre para estudiantes, docentes, personas con discapacidad y adultos mayores con credencial vigente.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto: La exposición Una tuna y una torre de luz sobre un pupitre es un recorrido imperdible.