En el 2020, “Morir al Sur”, de Gabriel Velázquez Toledo, obtuvo el XIV Premio Nacional de novela negra

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Isabel Nigenda. Pie de foto: Gabriel Velázquez Toledo.

En el 2020, la novela negra “Morir al Sur”, de Gabriel Velázquez Toledo, maestro en Letras Mexicanas, obtuvo el XIV Premio Nacional de novela negra. De acuerdo a los jurados, la novela “cuenta con una estructura exacta, que lleva al lector de una historia de crimen común a una de crímenes de Estado, escrita con un lenguaje preciso y eficaz, que nos interna en el universo de la corrupción política y militar que, en la región del país que le sirve de escenario, se inserta en un contexto social de gran impacto para México”.

Precisamente, la reseña resalta que: “En el sureste mexicano se teje una compleja red de acontecimientos totalmente ajenos entre sí, pero que guardan una misteriosa relación. Un periodista solitario, Santiago, cubre un asesinato que guarda semejanza con los crímenes de un asesino serial que asola la ciudad, al tiempo de que una multitudinaria y atípica protesta indígena llama la atención de los medios sin saber que en el corazón de la Selva Lacandona se gesta una insurrección. La vertiginosa velocidad con que se presentan los hechos conduce al periodista a descubrir la relación que existe entre los asesinatos en la capital y los rumores que vienen de la Selva”.

En entrevista, el autor menciona que, escribir el primer borrador del libro le llevó un año, pero la disciplina de revisar y de reescribir le llevó cerca de cinco años. Aquella novela que emergió entre sus gustos literarios, los cuales se inclinan hacia la novela histórica y la novela negra, inició una mañana en San Cristóbal de Las Casas, cuando acompañó a su esposa, quien daba clases en una maestría. Precisamente, al deambular por las calles, por el parque de las Artesanías, mejor conocido como Madre Tierra, se sentó en una banca, justo en ese instante su imaginación desarrolló una serie de cuestionamientos que lo llevaron a recrear un escenario en torno de los zapatistas.

“¿Cómo entraron los zapatistas el día primero de enero? Si estaba oscuro, entonces tenían lámparas y entraron como sombras caminando. Estaba pensando en ello, cuando me cuestioné ¿quién hubiera cubierto aquel hecho? Lo primero que se me ocurrió fue un periodista, entonces lo imaginé con la cámara. No he visto fotos de la entrada de los zapatistas, casi todo es de cuando ya tomaron el lugar”, argumentó.

Sin saberlo, aunque el autor señala que la acción de crear una novela “obra de manera rara”, pues parte de la acumulación de ideas aisladas que se almacenan en pequeñas libretas o el algún espacio de la mente y que solo el tiempo permite dar forma, fue dibujando a sus personajes.

Con el fin de dar forma a aquella idea, decidió aprovechar la oportunidad que ofrecen las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), en el cual resultó beneficiado.

“Cuando fui a México, mi tutor me dijo que le llamaba la atención el proyecto puesto que lo estaba planteando en Chiapas y que estaba planteando una novela negra, lo que era un reto. Puesto que la novela negra siempre parte desde el corazón de una ciudad sórdida, oscura y de lo sumamente violento. Lo que yo planteaba, que el desarrollo del escenario no era en la ciudad sino en la selva, lo que le resultó interesante a mi tutor”, añade.

Gabriel Velázquez, asegura que desarrollar aquel reto no fue una tarea sencilla. Durante el transcurso de su escritura, se fue dando cuenta que su personaje no era un héroe, no era un personaje que todo lo sabe, al contrario su personaje era un periodista noble, con convicciones “que empieza a buscar una cosa y el azar lo va llevando a otras búsquedas”.

Fue a partir de las características de su personaje que el primer borrador de su novela surgió. Tras la culminación de la beca decidió revisar una y otra vez hasta alcanzar el número 50 de revisión; instantes en los que tachaba, borraba, modifica que decidió ceder su obra a Daniel García, un amigo, lector y escritor que le infundió confianza para postular su novela al XIV Premio Nacional de novela negra, el la cual resultó ganador.