Un vínculo inquebrantable con la identidad nacional

Isabel Nigenda Noticias

En una conversación con el docente, coreógrafo e investigador Francisco Villalobos, nos adentramos en el mundo de la danza folclórica mexicana y su papel fundamental en la construcción de la identidad nacional. Villalobos, con una profunda comprensión de este arte arraigado en la historia de México, nos lleva a través de un viaje en el tiempo para entender su importancia en la actualidad.

A menudo, la danza folclórica mexicana se ha concebido como una forma artística que se desarrolla en escenarios y se presenta al público. Sin embargo, Villalobos nos recuerda que este concepto de danza folclórica escénica es, en sí mismo, un constructo del estado mexicano, que tuvo su origen en la década de 1920, como parte de un proyecto nacional liderado por José Vasconcelos. Esta iniciativa buscaba reconstruir la nación a través de una mirada mestiza y multicultural.

La construcción de la danza folclórica mexicana se basó en el mestizaje, fusionando las diversas influencias culturales que conforman la rica historia de México. Hoy en día, este constructo se considera un elemento esencial de la identidad mexicana, tanto dentro como fuera del país, gracias en parte a figuras icónicas como Anna Pavlova, quien llevó al escenario internacional el famoso Jarabe Tapatío, y a la representación de personajes como el charro y la china poblana.

Estos personajes folclóricos se sustentan en elementos visuales, como el vestuario y la música, que varían de un estado a otro, dando vida a la diversidad cultural de México. Según Villalobos, la danza folclórica escénica no solo es una forma de expresión artística, sino también una herramienta didáctica que permite a las generaciones actuales conectarse con su historia. Muchas de las danzas folclóricas mexicanas narran eventos históricos, desde la época de la Revolución hasta la colonia, sirviendo como ventana al pasado.

El entrevistado resalta que este arte ha sido moldeado a lo largo del tiempo por un modelo de espectacularización, influenciado en gran medida por la visión de la maestra Amalia Hernández, quien desempeñó un papel fundamental en la popularización de la danza folclórica. Sin embargo, Villalobos señala la necesidad de seguir creando nuevas piezas de danza, ya que México es un país rico en tradiciones y cultura, con mucho más que decir y expresar a través de esta forma artística.

La danza folclórica mexicana no solo se enfoca en el aspecto visual y coreográfico, sino que también incorpora elementos narrativos que reflejan la vida en las comunidades y sus celebraciones, muertes, nacimientos y ciclos naturales. Estas historias, o fábulas, transmiten la esencia de la vida en México y contribuyen a preservar las tradiciones ancestrales.

En síntesis, la danza folclórica mexicana es mucho más que un espectáculo en el escenario; es un vínculo inquebrantable con la identidad nacional. A través de sus movimientos, música y narrativas, esta forma de expresión artística nos conecta con nuestra historia, nuestra diversidad cultural y nuestra riqueza tradicional. Como nos recuerda Francisco Villalobos, es fundamental seguir explorando y creando nuevas piezas para mantener viva esta herencia cultural y permitir que las futuras generaciones se sumerjan en la magia de la danza folclórica mexicana.

Foto: Isabel Nigenda

Pie de foto: La danza folclórica mexicana es mucho más que un espectáculo en el escenario