Uno de los escritores más destacados de la literatura mexicana contemporánea
Karla Gómez Noticias
Salvador Elizondo, uno de los escritores más destacados de la literatura mexicana contemporánea, nació el 19 de diciembre de 1932.
Su vasta formación académica y su insaciable curiosidad intelectual marcaron una carrera en la que destacó no solo como escritor, sino también como traductor, ensayista y académico. Estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como en instituciones internacionales, como las universidades de Ottawa, Perugia, París y Cambridge. Además, su formación artística incluyó estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y la Escuela “La Esmeralda” en la Ciudad de México.
Su interés por la cultura oriental lo llevó a ser becario fundador del Centro de Estudios Orientales de El Colegio de México (COLMEX), donde realizó estudios de lengua china.
Este amor por la lengua y la cultura china formó parte de su profunda inclinación hacia la filosofía y las diversas tradiciones literarias del mundo. También fue becado por instituciones de renombre, como la Fundación Ford, el Centro Mexicano de Escritores y la Fundación Guggenheim, lo que le permitió seguir perfeccionando su visión literaria y humanística.
A lo largo de su carrera, Elizondo fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1976, y su labor docente fue igualmente relevante.
Impartió cátedras en la UNAM desde 1964 en áreas tan diversas como el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, la Escuela para Extranjeros y la Facultad de Filosofía y Letras. Fue un miembro activo de la vida literaria de México, participando como jurado en premios como el “Xavier Villaurrutia” y el “Rómulo Gallegos”.
Su obra abarca diversos géneros, desde la poesía hasta la narrativa y el ensayo, con títulos destacados como Poemas (1960), Farabeuf o la crónica de un instante (1965), El grafógrafo (1972), Camera Lucida (1982), y Teoría del infierno (1992). Estas obras se caracterizan por una escritura reflexiva y compleja, influenciada tanto por la tradición literaria occidental como por su fascinación por las culturas orientales. En 1965, recibió el Premio Xavier Villaurrutia, un reconocimiento a su trayectoria y su incansable búsqueda de nuevas formas narrativas.
Además de su obra literaria, Elizondo dejó un legado en el ámbito de la traducción, vertiendo al español textos de autores como Baudelaire, Mallarmé y Poe, entre otros. En 1997, participó en la edición de El cuervo de Edgar Allan Poe, traducido por Enrique González Martínez, un trabajo que incluyó ensayos complementarios y versiones en francés de los poemas de Baudelaire y Mallarmé.
Elizondo también exploró el cine, con una participación en la película Apocalipsis 1900 (1965), ampliando su campo de expresión artística. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas, como el inglés, el alemán y el italiano, y han sido objeto de estudio tanto en México como en el extranjero.
El 28 de abril de 1981, Elizondo fue admitido como miembro de El Colegio Nacional, una de las distinciones más prestigiosas para un intelectual mexicano. Su legado perdura no solo en sus escritos, sino en su contribución al pensamiento y la cultura de su país. Salvador Elizondo falleció en la Ciudad de México el 29 de marzo de 2006, dejando una huella indeleble en la literatura y la cultura mexicana.
Foto: Cortesía
Pie de foto: El 28 de abril de 1981, Elizondo fue admitido como miembro de El Colegio Nacional, una de las distinciones más prestigiosas para un intelectual mexicano.