Proyecto «Prehistoria y Arqueología Histórica del Noreste de México»

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Cortesía. – Estos hallazgos permiten arrojar luz sobre los primeros pobladores del estado de Nuevo León.

El proyecto «Prehistoria y Arqueología Histórica del Noreste de México», impulsado por la Secretaría de Cultura federal a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha concluido la primera etapa de la temporada de campo 2023-2024, obteniendo emocionantes resultados en la cueva prehistórica La Morita II y la Zona de Monumentos Arqueológicos Boca de Potrerillos (ZMABP). Estos hallazgos permiten arrojar luz sobre los primeros pobladores del territorio que hoy ocupa el estado de Nuevo León.
El investigador Moisés Valadez Moreno, quien dirige esta iniciativa desde el Centro INAH en Nuevo León, informó que La Morita II se encuentra a 120 kilómetros de la capital neoleonesa, mientras que la ZMABP está ubicada a unos 80 kilómetros. Ambos sitios han sido objeto de exploración en temporadas de campo anteriores.
En La Morita II, se han descubierto manifestaciones de arte rupestre que datan de más de 6,000 años antes del presente. Durante esta temporada, se enfocaron los esfuerzos en la cámara sur de la cueva, logrando excavar más de 50 metros cuadrados y alcanzando una profundidad de cuatro metros. Se ha determinado que esta cueva tuvo una función mixta, sirviendo como espacio funerario y también para la vida cotidiana. Entre los hallazgos se encuentran puntas de lanza y proyectil de aproximadamente 4,500 años de antigüedad, así como restos de objetos elaborados con materiales perecederos, como fragmentos de cordeles y cestería de hace 3,000 años. Además, se han encontrado restos óseos humanos, en su mayoría correspondientes a infantes, y huesos faunísticos de tortugas, serpientes, osos, venados, berrendos, lechuzas y roedores, con una antigüedad de al menos 3,000 años.
En cuanto a la ZMABP, la exploración se centró en el sector conocido como El Promontorio, donde se excavaron ocho metros cuadrados en busca de restos de fogones. Estos fogones fueron detectados utilizando un magnetómetro de protones. Hasta el momento, las excavaciones han revelado fragmentos de raspadores, puntas de proyectil y desechos de talla lítica, con una antigüedad de aproximadamente 2,500 años.
Además de estos descubrimientos, se han recuperado elementos malacológicos, como bivalvos y caracoles utilizados como cuentas y pendientes de collar. También se encontraron gasterópodos de la especie marina Marginella apicina, utilizados como cuentas, lo cual sugiere una relación de la región noreste con el Golfo de México. Otros elementos descubiertos incluyen coprolitos (heces desecadas), semillas de cactáceas y minerales de color rojo que se utilizaban como pigmentos para las pinturas rupestres del interior y exterior de la cueva.