Karla Gómez NOTICIAS

El pasado sábado 12 de julio de 2025 marcó un hito en la historia cultural de México y América Latina. La Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados a Wirikuta fue inscrita oficialmente en la Lista del Patrimonio Mundial por la UNESCO, reconociéndose como un bien espiritual, material e intelectual de la humanidad. Esta declaratoria no solo resaltó el valor cultural de esta ruta ancestral, sino que representó la primera vez en América Latina que una expresión viva de una tradición indígena recibió tal distinción.
A diferencia de un camino único, la ruta wixárika es una «trenza de senderos» de más de 500 kilómetros que atraviesa cinco estados del país: Nayarit, Durango, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí. En este corredor biocultural se entrelazan prácticas espirituales, arquitectura vernácula, templos prehispánicos y saberes agrícolas, dando forma a un testimonio vivo de la cosmovisión del pueblo wixárika.
Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura, destacó que esta inscripción llegó en un momento crucial para el país, reafirmando el compromiso de México con la protección del patrimonio indígena en medio de una transformación democrática. Por su parte, Diego Prieto Hernández, director del INAH, subrayó que se trata de una ruta donde se celebra la reciprocidad con la tierra y se renueva el vínculo entre lo humano y lo sagrado, especialmente a través del cultivo del maíz, símbolo de vida para los pueblos originarios.
La UNESCO otorgó la distinción como Bien en Serie, al cumplir con los criterios culturales iii y vi, que reconocen tanto su vigencia ritual como su profundo significado espiritual. La ruta incluye 20 sitios sagrados vinculados a rituales de peregrinación, como Tatei Jaramara, Huaxa Manaka, Tuapurie y los tres sitios clave en Huiricuta, entre muchos otros. En cada uno se realizan ofrendas y ceremonias que aseguran el equilibrio ecológico y espiritual del territorio.
Desde París, Totupica Candelario Robles, del Consejo Regional Wixárika, recordó que esta nominación fue impulsada por las propias comunidades, ante amenazas como la expansión agrícola, proyectos mineros y la escasez del hikuri, su planta sagrada. En ese contexto, la inscripción representó una herramienta de protección legal y cultural sin precedentes para la supervivencia de su identidad.
Este logro fue resultado del trabajo conjunto entre el Consejo Regional Wixárika, instituciones federales como el INAH y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, así como organizaciones civiles. La ruta a Wirikuta, también conocida como “El Camino de Nuestro Abuelo Fuego – Tatehuarí Huajuyé”, mantiene vivas tradiciones mesoamericanas que combinan ritualidad, ecología y espiritualidad.
Con esta incorporación, México sumó 36 bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, consolidando su liderazgo en América y el mundo como nación protectora del legado cultural y natural. Más allá del reconocimiento, la Ruta Wixárika es un llamado a honrar y resguardar la sabiduría ancestral que aún florece en el corazón de nuestras montañas y desiertos.
Foto: Cortesía
Pie de foto: Más allá del reconocimiento, la Ruta Wixárika es un llamado a honrar y resguardar la sabiduría ancestral que aún florece en el corazón de nuestras montañas y desiertos.
