Un recorrido por las más destacadas propuestas escultóricas, desde la Independencia hasta la mitad del siglo pasado
Karla Gómez Noticias

El Museo Nacional de Arte (Munal) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) posee un acervo importante en el arte de la escultura; en agosto de 2016 se montó de manera permanente la muestra De la piedra al barro, escultura mexicana del siglo XIX al XX, la cual integra un importante recorrido histórico que permite conocer el patrimonio artístico escultórico.
La Gliptoteca es la sala que concentra una propuesta escultórica y se ubica en el centro del recinto del Inbal, instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en el primer piso de Tacuba 8, en el Centro Histórico.
Gliptoteca es un término que tiene raíz de la palabra griega gliptos: piedras grabadas o esculpidas y theca: lugar. Espacio dedicado a la exhibición de la colección de esculturas y vínculos estilísticos entre ellas: De la piedra al barro. Escultura mexicana de los siglos XIX y XX, la cual reúne 70 piezas en mármol, yeso, bronce, madera y piedra, entre otros materiales, obras realizadas por Manuel Vilar, Jesús Contreras, José María Labastida, Gabriel Guerra, Manuel Tolsá, Ignacio Asúnsolo, Carlos Bracho, Fidias Elizondo, Rómulo Rosso, Mardonio Magaña, entre otros, curada por Víctor Rodríguez Rangel.
El Antiguo Palacio de Comunicaciones recibe a su público con algunas de las magníficas obras, como la Aprè´s l’orgie (Después de la orgía), de Fidencio Lucano Nava, realizada en mármol en 1910, así como Malgré Tout (A pesar de todo) del hidrocálido Jesús Contreras Chávez.
En entrevista, el jefe del equipo curatorial del Munal, Ramón Avendaño Esquivel, compartió en amplio recorrido que la escultura forma parte de estos acervos a los cuales no se les había dado la atención y no se mostraba de forma permanente, “luego de la revisión en 2014 se inicia con esta propuesta novedosa en la gliptoteca, donde Rodríguez Rangel reconoce no solo a los grandes autores, sino que además entabla un diálogo de toda la evolución, proceso y protagonismo que tendrá la escultura a lo largo del siglo XIX, de la mano con la construcción de la identidad nacional, cuando dejamos de ser un virreinato para ser una nación independiente, y la escultura formará parte fundamental para contar esta historia oficial”.
Avendaño explicó que “en el siglo XIX se descubrió Pompeya y Herculano, se encontraron estas enormes ruinas, mármoles clásicos, helenísticos, que con el tiempo se convirtieron en blancos; ahora ya con diversos estudios meticulosos de conservación o arqueología sabemos que estaban revestidos de colores, incluso con tonos que ahora nos parecerían estridentes o chocantes; estaban policromadas”.
Foto: Karla Gómez.
Pie de foto: Se exhibe en el Museo Nacional de Arte.