Un proyecto de salvamento arqueológico

Isabel Nigenda Noticias

En un emocionante avance para la preservación y el conocimiento histórico, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha llevado a cabo un proyecto de salvamento arqueológico en la ruta del trolebús Chalco-Santa Martha. Los resultados de esta fascinante iniciativa han sido presentados ante las autoridades municipales, revelando una serie de hallazgos asombrosos que arrojan nueva luz sobre el pasado de la región.
Los esfuerzos del equipo de investigadores han sido encabezados por la coordinadora general del proyecto, María del Carmen Pérez Ortiz, y supervisados por los directores del Centro INAH Edomex, Hervé Monterrosa Desruelles y Ricardo Arredondo Rojas. Desde junio de 2022, este equipo multidisciplinario ha estado inmerso en una tarea ardua pero gratificante, que está programada para concluir el 31 de agosto de este año, cuando los materiales recolectados serán entregados al Centro INAH Estado de México.
La labor de campo abarcó ocho sectores que forman parte de la ruta del trolebús, y en abril de este año se completaron los trabajos de salvamento arqueológico en estos sitios. Los objetos descubiertos fueron transportados a un laboratorio-gabinete en Chalco, donde se inició un minucioso proceso de identificación, clasificación, datación, armado y embalaje.
Entre los destacados descubrimientos se encuentra una máscara de cerámica única en su género, datada en el Posclásico Tardío (1400-1521 d.C.). Se cree que esta máscara podría estar vinculada a rituales funerarios, ya que presenta marcas de posible dentadura debajo del labio superior. Este objeto invaluable fue hallado en el sector número 8, el cual pertenece al área de talleres.
En el mismo sector, surgieron dos entierros completos de individuos con modificaciones craneales, datados en el Preclásico Tardío (2500-400 a.C.). Estos hallazgos ofrecen una nueva vía de investigación en relación a estas prácticas en la Cuenca de México durante esa época. Los restos óseos de estos individuos serán analizados en el Instituto de Ciencias Forenses de la UNAM para determinar su filiación étnica.
El conjunto de descubrimientos también incluye piezas cerámicas del Preclásico, asociadas a las fases Zacatenco (700-400 a.C.) y Ticomán (400-200 a.C.), las cuales se relacionan con aldeas satélites del sitio de Tlapacoya, actualmente el municipio de Ixtapaluca. Se encontraron figurillas cerámicas zoomorfas de caninos miniatura (800-300 a.C.), así como instrumentos musicales que abarcan desde el 700 a.C. hasta el año 1521 d.C.
Entre los hallazgos más notables se encuentran siete varengas de madera que miden un metro de largo, 25 centímetros de espesor y 30-40 centímetros de anchura. Estas varengas están asociadas a una embarcación que data de hace más de 400 años. Además, se descubrió la parte distal de una canoa monóxila de aproximadamente un metro de longitud, vinculada al periodo del Contacto (1519-1521 d.C.).
El repertorio de descubrimientos es diverso e incluye elementos relacionados con la artesanía y la vida cotidiana, como malacates de diferentes épocas, un cajete hilador (1350-1520 d.C.), agujas de cobre (1521-1570 d.C.), manos y metates de basalto gris (1350-1521 d.C.), figurillas antropomorfas (1350-1520 d.C.), puntas de proyectil (1350-1520 d.C.), cajetes (1350-1520 d.C.), platos polícromos Azteca III (1428-1521 d.C.), una posible escultura de murciélago en andesita gris (1350-1520 d.C.) y figuras coloniales (1521-1620 d.C.).
Además de los hallazgos materiales, también se han recuperado restos humanos y de fauna. Entre los restos faunísticos se identificaron especies como venado y guajolote, datados entre 1350 y 1520 d.C., así como caballo, vaca y tuza, que corresponden a los siglos XIX y XX. Se han encontrado objetos lapidarios del Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), como orejeras, bezotes y pendientes de obsidiana, cuentas de jade y otros materiales que aún están siendo identificados.
Además de los descubrimientos en sí, los investigadores han colocado en el laboratorio-gabinete fotografías de otros proyectos ejecutados por el INAH en la región de los volcanes. Estos proyectos, como el Salvamento Arqueológico y Conservación Tepantlalco (2021), el rescate arqueológico Camino San Andrés Metla-Cocotitlán (2022), el registro y embalaje de las piezas halladas en 1986 en San Antonio Tlaltehuacan, Tlalmanalco (2021) y el Salvamento Arqueológico Colector Solidaridad (2023), demuestran el compromiso constante con la preservación del patrimonio cultural.
El proyecto ha contado con el respaldo de diversos laboratorios de análisis, abarcando áreas como cerámica, restos óseos, arqueobotánica, lapidaria, restitución arquitectónica y digitalización. Además, se ha contado con el apoyo de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, así como los laboratorios de Etnobotánica, Suelos y Sedimentos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y los institutos de Física y Ciencias Forenses de la UNAM.
A medida que el proyecto avanza hacia su conclusión, se ha informado que los tramos de los sectores 2 y 4 del trolebús aún no han sido impactados por la obra y, por lo tanto, quedarán bajo supervisión arqueológica para garantizar la protección y documentación adecuada de cualquier posible hallazgo arqueológico. Esto demuestra el compromiso continuo de los investigadores y las autoridades con la preservación de la historia y la cultura de la región.
El proyecto del trolebús Chalco-Santa Martha no solo representa un esfuerzo valioso para rescatar y conservar el patrimonio histórico de la zona, sino que también brinda una oportunidad única para comprender más profundamente las sociedades que habitaron esta región a lo largo de los siglos. Cada hallazgo arqueológico desenterrado es una ventana al pasado, ofreciendo pistas sobre las prácticas culturales, la tecnología y la forma de vida de las comunidades antiguas que dejaron su huella en el territorio.
La colaboración entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el INAH y otros organismos y expertos en el campo es esencial para garantizar que estos hallazgos sean documentados, analizados y preservados adecuadamente. La combinación de métodos arqueológicos modernos y tecnologías avanzadas permite obtener una visión más completa y precisa de la historia de la región.
A medida que el proyecto se acerca a su conclusión, la emoción y la anticipación siguen creciendo en torno a los posibles descubrimientos futuros y las valiosas perspectivas que estos podrían ofrecer. Cada nuevo objeto, cada pieza de cerámica y cada indicio de actividad humana antigua enriquecen nuestro conocimiento del pasado y nos conectan con las raíces de nuestra historia.
Este proyecto no solo contribuirá a la preservación del patrimonio cultural de la región, sino que también resalta la importancia de considerar el valor histórico y arqueológico en proyectos de infraestructura moderna. La colaboración entre la conservación del patrimonio y el desarrollo urbano sostenible es fundamental para garantizar que las generaciones futuras puedan apreciar y aprender de la riqueza de la historia de su país.
En última instancia, el proyecto del trolebús Chalco-Santa Martha es un recordatorio de que el pasado no está completamente enterrado, sino que sigue vivo en los objetos y las historias que dejaron atrás aquellos que nos precedieron. Cada fragmento de cerámica, cada hueso y cada artefacto son enlaces tangibles con la historia, y es nuestra responsabilidad protegerlos y aprender de ellos para las generaciones venideras.

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