El cuatro de octubre, en el cielo retumbó el sonido de los cuetes que explotaron en honor al santo patrono del barrio San Francisco

Isabel Nigenda / Noticias

Foto: Isabel Nigenda. – Devotas y devotos de San Francisco de Asís.

Entre los sonidos del tambor y el carrizo, devotas y devotos al santo San Francisco de Asís buscaron encender el pabilo de las velas, testigos luminosos de sus oraciones, las mismas que repetían al finalizar la misa.
El cuatro de octubre, en el cielo retumbó el sonido de los cuetes que explotaron en honor al santo patrono del barrio San Francisco, barrio ubicado al sur de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Desde temprano, monjas, colaboradores y cocineras cercanas a la fe, alistaron los alimentos que vendieron en la noche por los cuales los feligreses realizaron filas para recibir con gozo sus pedidos de empanadas, garnachas, tacos fritos, entre otros alimentos que en la entrada de la iglesia adquirieron, como hamburguesas o panes dulces.
Afuera, la gente estaba feliz, caminaban entre el tumulto en busca de juegos que les permitiera medir su puntería o su habilidad para hacer que una bola de canica hiciera nido en el agujero del tablero, ese que determinaría el tamaño del premio que se llevarían a casa.
Grandes y niños gozaron del jugo dulce de la mistela del nanchi curtido, o de los trocitos de azúcar aglutinados en los distintos dulces de coco que compraban con gusto, con la emoción de saborear aquellos dulces tradicionales que año a año se venden en la feria, la misma que llevaba dos años sin realizarse por los protocolos de prevención y disminución de contagios por Covid-19.
El barrio San Francisco de Asís está alegre, feliz de albergar en el tramo de la calle las luces de los juegos giratorios, o los saltos de niños y niñas que se adentran sin zapatos en el escenario de una gran aventura, escenario que alberga en los costados una serie de agujeros, ahí los padres permanecen vigilantes y dichosos de ver los síntomas de la alegría en sus hijos.
La feria llegará a su fin este viernes, pronto se irán los vendedores de tacos, butifarra, churros, todos los puestos y los parajes de juegos de azar. Pronto, el barrio retornará a su paso rutinario, pero en el recuerdo de todos quedará registrada la fe y la alegría en honor a su santo patrono San Francisco de Asís.