Es probable que los cadáveres de, al menos, un par de gobernantes, así como el de una señora de Toniná, el antiguo reino maya de Po’p que rivalizó con Palenque en el periodo Clásico maya

Isabel Nigenda Noticias

Pie de foto: La institución declaró que tal hipótesis es planteada por el investigador del INAH, Juan Yadeun Angulo. Foto: Cortesía.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dio a conocer que es probable que los cadáveres de, al menos, un par de gobernantes, así como el de una señora de Toniná, el antiguo reino maya de Po’p que rivalizó con Palenque en el periodo Clásico maya (500-687 d.C.), hubiesen sido sometidos a una parafernalia religiosa para reducirlos a cenizas y que, a su vez, sus restos hayan servido para elaborar bolas de hule usadas en la cancha del Juego de Pelota, espacio simbólico del camino eclíptico del cielo, por donde transitan y se enfrentan los astros, espacio de guerra y muerte, de espectáculo y poder.

La institución declaró que tal hipótesis es planteada por el investigador del INAH, Juan Yadeun Angulo, luego del hallazgo, en 2020, de una cripta prehispánica en el Templo del Sol, la estructura piramidal más importante de esta zona arqueológica del valle de Ocosingo, en Chiapas, y del estudio del contexto arqueológico que resguardaba, en el que sobresalían más de 400 vasijas que contenían material orgánico, como cenizas, carbón, goma y raíces.

«El responsable de la investigación y conservación del sitio, desde hace 42 años, narra que el registro de ese espacio derivó de las recientes exploraciones en el costado norte de dicho templo, desarrolladas por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, durante las cuales se ubicó una tapa de piedra –de 90 por 60 centímetros– con la representación de un cautivo atado, misma que fue llevada al museo de sitio y reemplazada in situ por una réplica», detalla.

Asimismo, informa que como en un laberinto, la boca de piedra subyacente condujo a una serie de pequeñas bóvedas y cuartos conectados por escalinatas de una decena de peldaños, que rematan en una antecámara y una cripta, ubicadas a ocho metros de profundidad en el interior de la pirámide, sitios que fueron concebidos entre los siglos VII y VIII, antes de la explosión constructiva que daría forma al templo.

«Yadeun Angulo indica que la antecámara (1.34 por 1.64 metros y 1.34 metros de altura) y la cripta (1.34 por 1.34 metros y 1.10 metros de altura) son habitáculos reducidos, donde se hallaron las vasijas con cenizas humanas y el tacto oleoso que permanece en sus muros al paso de trece centurias», comenta.

De igual forma, destaca que el análisis microscópico de la materia orgánica contenida en estas piezas burdas y monocromas refiere que personas especializadas, posiblemente sacerdotes, emprendían la combustión de los cuerpos inertes de personajes de alto rango, y que el azufre de las cenizas –el tercer mineral más abundante en función del porcentaje del peso corporal total– era utilizado para la vulcanización de hule, con el que se confeccionaban las bolas usadas en el rito del Juego de Pelota.