Karla Gómez NOTICIAS

La Zona Arqueológica de Templo Mayor reabre completamente sus puertas al público, tras la instalación de una nueva techumbre que protege los vestigios más antiguos del Huey Teocalli de Tenochtitlan, correspondientes a los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc, que datan de la Etapa II (ca. 1390 d.C.). Este logro es producto de la colaboración entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Gobierno de la Ciudad de México.

El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, recordó que este esfuerzo surgió a raíz de una granizada atípica en abril de 2021, que afectó diversas estructuras del recinto. A partir de entonces, se inició un proceso de restauración que consolidó la infraestructura del sitio, asegurando su preservación con nuevas cubiertas que soportarán mejor fenómenos climáticos.

Con esta reapertura, se resalta no solo la restauración física del Templo Mayor, sino también su importancia cultural. “La preservación del patrimonio va más allá de las técnicas. Implica comprender el significado profundo de estos lugares para nuestras comunidades”, señaló Prieto Hernández. Asimismo, destacó la importancia de la arqueología urbana en la revelación de la riqueza histórica de México-Tenochtitlan.

El evento también celebró la inauguración de una exposición temporal de piezas arqueológicas repatriadas desde Estados Unidos. Entre las piezas destaca un portaincensario maya, recuperado gracias a una operación encubierta en Texas, que forma parte de un lote de 103 objetos prehispánicos y coloniales.

Otra pieza sobresaliente es un cilindro de basalto con la fecha “Ce ozomatli” (Uno mono), que fue donado al Templo Mayor en 2023. Según el especialista Emiliano Melgar Tízoc, el cilindro revela sofisticadas técnicas lapidarias, mostrando la maestría artesanal de las antiguas culturas mesoamericanas.

En paralelo a las restauraciones y exposiciones, la Zona Arqueológica de Templo Mayor presenta este año un altar de Día de Muertos dedicado a los poblados de Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz, rindiendo homenaje a las tradiciones que honran a los difuntos en estas regiones.

Esta reapertura representa una oportunidad para el público de redescubrir un espacio emblemático de la historia prehispánica, que sigue siendo un símbolo central de la identidad mexicana.

Foto: Cortesía

Pie de foto: Esta reapertura representa una oportunidad para el público de redescubrir un espacio emblemático de la historia prehispánica.