▪ ¿Un juego de perdedores?.
▪ En duda si el Acuerdo resista sus primeros 6 meses.
Por: Julio Barrera.
A poco más de 15 días de su firma, el PACTO NACIONAL para fijar durante 6 meses un precio tope a la gasolina magna en 24 pesos por litro –concebido con el propósito de reducir los gastos de los consumidores–, el instrumento presenta diversos y complejos problemas para su sostenimiento, dadas las condiciones prevalecientes en el sector energético nacional.
De cara al aniversario número 87 de la EXPROPIACIÓN PETROLERA este pasado 18 d marzo, los cuestionamientos a su operatividad y sostenibilidad siguen creciendo. Una muestra de ello es que si bien el precio promedio al que se vende actualmente la gasolina Magna está 15 centavos por debajo del precio tope que pactó el gobierno con la industria, resulta que en 17 de los 32 estados del país la gasolina todavía se vende a más de 24 pesos, dadas las condiciones específicas de los empresarios gasolineros, a quienes les resulta imposible mantener el precio fijado, dado a que los podría llevar a la quiebra por el costo que les fija PEMEX por poner la gasolina en plaza.
Tal es el caso de Chiapas, donde la paraestatal pone a 22 pesos el precio del energético básico en el centro de acopio de Tuxtla Gutiérrez, lo cual angosta el margen de “utilidad” de los expendedores a tan solo 2 pesos, los cuales son devorados cuando la gasolina se distribuye a los expendios ubicados a cientos de kilómetros en el interior de las 15 regiones del estado, debido al costo de los fletes del transporte.
Es evidente que el Pacto no considera cuestiones de logística como el aumento de costos que conlleva mayores distancias de transporte. Subrayamos lo anterior porque no es lo mismo llevar la gasolina al Norte del país que a entidades como Chiapas en el Sureste; así también, es diferente trasladarla a estaciones de servicio en regiones tan retiradas y complicadas como la Sierra, Selva, Norte, Meseta Comiteca, Costa, sólo por mencionar algunas.
¿Qué margen de ganancia queda entonces a los gasolineros para hacer llegar al consumidor final el combustible?
Para empezar, baste señalar que a las empresas gasolineras se les estima un margen máximo de ganancia que fluctúa entre los 25 y 30 centavos máximo por litro de gasolina de Pemex, lo cual dimensiona el enorme sacrificio que están haciendo para seguir beneficiando con sentido de responsabilidad social a los chiapanecos, tal y como lo han hecho durante décadas.
De ahí que, responder a la pregunta de ¿quienes ganan y quienes pierden en este acuerdo? Tiene una respuesta contundente: Salen perdiendo los comercializadores de gasolina quienes no podrán resistir el sacrificio.
Pero eso no es todo ante una cuestión que debe de ser atendida y revisada –tal y como lo establece el Pacto–, porque el precio de la gasolina también tiene otra lectura más allá de la simple vista. Y es que no puede soslayarse otra consideración estrechamente vinculada con el tope fijado al precio.
Gasolinero que fije el precio del combustible por debajo de los 24 pesos, lo más probables es que sea parte del llamado “huachicol” de la gasolina; un grave delito federal que a pesar de que ha disminuido, ha sido y aún es parte de la sangría multimillonaria que año tras año se asesta a las finanzas de Pemex.
De modo tal que, en las evaluaciones trazadas en el Pacto del precio tope a la gasolina, de modo urgente deben realizarse los ajustes y tomarse las medidas necesarias, para cumplir con sus objetivos sin menoscabo de las partes involucradas, como es el caso de los gasolineros chiapanecos, a efecto de no estrangularlos y llevarlos a la quiebra. Pemex deberá de bajar el precio de la gasolina que surte a Chiapas en la capital del estado.