Los cascabeles hacen la contraposición de las sonoras herraduras de la Antigua San Bartolomé de los llanos.

Son sonidos inconfundibles que llaman la atención de los visitantes.
El preludio del recorrido ritual de los indígenas tsotsiles de tierra Caliente.


Los Carrerantes de Venustiano Carranza.


Comunidad ubicada a 78 kilómetros de la capital del estado de Chiapas. Es un lugar enriquecido por sus tradiciones y raíces indígenas. Cuna de la marimba moderna es conocida por la belleza de sus bordados.
Su gente combativa y su resistencia cultural.


Los jinetes recorren las calles de la comunidad en varias ocasiones en el año cumpliendo a cabalidad el ciclo festivo de los santos patrones San Sebastián, San Pedro y San Bartolomé.


Don Jorge Coello, cronista de Venustiano Carranza, describe el recorrido de los jinetes como parte de la ritualidad en su forma sincrética que es conducida desde el sonido marcial del clarín ancestral.

«…por eso entran corriendo a caballo, no es una danza, ni carreras, es todo un ritual ceremonial; el traje rojo significa la sangre, que algunos atribuyen a la que derramaron los españoles durante la conquista y otros a la de los santos en su martirio, San Sebastián torturado con flechas, San Pedro torturado con hacha y San Bartolomé que fue desollado; el color negro representa la muerte, unos dicen que de los santos y otros de los indígenas durante la conquista…»

La tradición oral de San Bartolomé de los Llanos describe la organización de la gesta de resistencia social ante la llegada del conquistador, quien estableció su dominio en formas de cacicazgo y sumisión hasta los tiempos actuales.
Los Carrerantes representan a Venustiano Carranza, como un pueblo que se mantiene vivo gracias a su gente y su herencia ancestral.


El 19 de enero tienen en San Sebastián el ejemplo claro del martirio de un pueblo, su entrega y sacrificio. Sacrificio que es llamado al sonido de las herraduras, los cascabeles y el Ch´ul Larin al que responden los Totik.

Los tsotsiles de tierra caliente.