Por: Carlos Serrano – COLUMNA INVITADA

El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar ha demostrado que gobernar con visión significa atender los problemas estructurales con acciones concretas y no solo con discursos. A menos de 100 días de asumir la gubernatura, logró pacificar Chiapas, un estado que, por décadas, ha enfrentado conflictos sociales y políticos. Ahora, con la misma determinación, ha puesto en el centro de su agenda un tema igualmente crucial: la educación.

El pasado viernes marcó un antes y un después en la historia educativa de la entidad con el arranque del programa Chiapas Puede, una iniciativa sin precedentes que busca atender el rezago educativo de más de medio millón de chiapanecos que no saben leer ni escribir. Este ambicioso plan no solo es un compromiso de campaña hecho realidad, sino una apuesta decidida para transformar la vida de quienes han estado al margen del desarrollo por la falta de oportunidades educativas.

Pero, ¿cómo lograr un objetivo de tal magnitud? La respuesta está en la estrategia de inclusión y corresponsabilidad que impulsa el mandatario estatal. En lugar de limitar la tarea al gobierno, ha convocado a todos los sectores: instituciones educativas públicas y privadas, empresas, sociedad civil, ayuntamientos y ciudadanos en general. Es la primera vez en la historia de Chiapas que un esfuerzo de alfabetización involucra a un espectro tan amplio de actores, lo que refuerza la viabilidad del proyecto y su impacto a largo plazo.

Uno de los aliados clave en esta misión es la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) que, con el liderazgo del rector Oswaldo Chacón, no solo ha sumado a sus estudiantes como alfabetizadores mediante el servicio social, sino que ha diseñado materiales pedagógicos y desarrollado una materia específica para los niveles medio superior y superior para fortalecer la educación en el estado. Esto refleja una visión de cambio en la que la educación deja de ser una responsabilidad exclusiva del gobierno para convertirse en un compromiso colectivo.

El entusiasmo de los jóvenes chiapanecos quedó de manifiesto en las palabras de Citlali Gabriela Solís García, estudiante de Pedagogía, quien con gran convicción señaló que la educación es la llave para la superación personal y el desarrollo de las comunidades. Inspirados por el ejemplo del gobernador, ella y sus compañeros se asumen como la generación ALFA, la que marcará la diferencia en la historia de Chiapas.

El impacto de Chiapas Puede ha sido tal que el director general del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), Armando Contreras Castillo, ha reconocido su relevancia a nivel nacional. No sería sorprendente que otros estados tomen este modelo como referencia para combatir el analfabetismo y fomentar una verdadera cultura de aprendizaje continuo.

Eduardo Ramírez Aguilar ha entendido que la educación no solo es la mejor herramienta para el desarrollo social y económico, sino también el camino más efectivo para consolidar la paz en la entidad. Porque cuando un pueblo aprende, crece; cuando se educa, se transforma. Y Chiapas, sin duda, está en camino a una nueva era.