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Cada 25 de julio, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos, una fecha designada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para visibilizar y combatir una de las causas de muerte por traumatismo no intencional más devastadoras a nivel global. El «ahogamiento» es definido por la ONU como el proceso de sufrir dificultades respiratorias por sumersión o inmersión en un líquido, una tragedia que, lamentablemente, es en gran medida prevenible.
Las cifras son alarmantes. Se estima que, en 2021, cerca de 300,000 personas perdieron la vida a causa de ahogamientos, consolidando este tipo de accidentes como un grave problema de salud pública a nivel mundial. De hecho, expertos sugieren que estas proyecciones podrían estar subestimando significativamente la verdadera magnitud del problema. Los ahogamientos representan la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo, contribuyendo a un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos.
La educadora acuática Mónica Anzueto Moguel enfatiza la urgencia de la situación con una estadística escalofriante: “Cada hora en el mundo mueren 30 personas, parecería que estamos hablando de una enfermedad, pero no es así, estamos hablando del ahogamiento”. Anzueto Moguel, quien también es directora pedagógica de la reconocida escuela de natación El Delfín de Chiapas, subraya la velocidad y el carácter evitable de estos incidentes. “El ahogamiento –agrega– es un accidente fatal que puede suceder en 35 segundos y es prevenible”.
La especialista destaca que, si bien los ahogamientos pueden ocurrir en cualquier lugar y afectar a cualquier persona, la realidad es que niños y jóvenes son las principales víctimas. «El ahogamiento es una de las principales causas de muerte en niños menores de 14 años; es la quinta causa en niños de 1 a 4 años y la cuarta para los niños de 5 a 14 años”, remarca con preocupación.
A pesar de la sombría realidad, existe una luz de esperanza: los ahogamientos son prevenibles. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha delineado una serie de acciones clave para mitigar este riesgo, siendo el aprender a nadar una de las medidas fundamentales. Sin embargo, Anzueto Moguel resalta la necesidad de ir más allá y fomentar una robusta cultura de Seguridad Acuática.
Esta cultura implica adoptar prácticas vitales al interactuar con cualquier cuerpo de agua, ya sean ríos, mares o albercas. Entre las recomendaciones esenciales se encuentran: mantener una supervisión responsable y constante de niños y jóvenes por parte de un adulto, nunca nadar solo, respetar siempre las señales de seguridad, y aprender primeros auxilios, Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y técnicas de rescate seguro.
A pesar de la importancia de estas medidas, la realidad es desalentadora: “Sólo el 22% de países en el mundo incluyen la natación y Seguridad Acuática en sus planes escolares, dejando a muchas personas sin preparación para interactuar seguramente en el agua”, reflexionó Anzueto Moguel. En su llamado a la acción, la educadora acuática enfatiza que “los ahogamientos se pueden prevenir si trabajamos en conjunto gobierno, organizaciones, comunidades y familias”.
Finalmente, Mónica Anzueto Moguel extiende una invitación a toda la comunidad chiapaneca y al público en general a replicar este mensaje, con el objetivo de crear conciencia y compartir información vital que tiene el potencial de salvar vidas en el marco de este Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos. La prevención es una responsabilidad compartida que puede marcar la diferencia entre la vida y la tragedia.
PIE DE FOTO: Las cifras son alarmantes. Se estima que, en 2021, cerca de 300,000 personas perdieron la vida a causa de ahogamientos, consolidando este tipo de accidentes como un grave problema de salud pública a nivel mundial.
FOTO: NEIN GÓMEZ
