Doña Manuelita se asoma a través de su memoria y recuerda como era Tuxtla en el siglo pasado.
Doña Manuelita se asoma a través de su memoria y recuerda como era Tuxtla en el siglo pasado.

La ventana siempre nos da calor y nos abre la oportunidad de la alegría a quien se asoma cada día.

Doña Manuelita se asoma a través de su memoria y recuerda como era Tuxtla en el siglo pasado.

Era nuestra ciudad un pueblo muy diferente al de ahora. Las calles empedradas y las costumbres… “Como han cambiado”. Tuxtla era una comunidad muy linda, todo era diferente.

Nos platica con alegre nostalgia que de joven asistía a los bailes, siempre acompañada de su familia; su mamá estaba con ella en esas ocasiones. Los bailes populares se organizaban en La Casa del Pueblo que se ubicaba en el parque central, antes de que construyeran los salones como el Gran Casino Tuxtleco.

Nuestra entrevistada nos platica que antes Tuxtla era un gran caserío de casas altas y de materiales diferentes a los de ahora. Se casó en el año 1944.

Es acompañada por sus hijas y nietas, quienes la acompañan aprendiendo de su experiencia.

Sentada en su silla preferida a lado de la ventana, pasa el tiempo supervisando las labores domésticas.

Revisa los alimentos y todavía prefiere tomar su caldo de gallina de rancho preparado en casa y frijolitos con crema. Toda la vida ha comido con manteca fresca. La bolita con chipilín preparada al natural, chicharrón y el pozol están entre sus alimentos preferidos. Nunca falta el cocido y las verduras, los tamales.

Desde su ventana ve pasar a los vendedores y recibe a los conocidos que llegan a visitarla, conversa con sus hijas y sus nietas a quien les da consejos y les enseña el buen comportamiento. Todos los sábados se reúnen a su alrededor y como buena maestra les enseña el buen comportamiento y supervisa las labores de casa. Doña Manuelita tuvo 6 hijos, 5 mujeres y un varón de los cuales sobreviven cuatro de ellas: le han dado 5 nietos y 6 bisnietos.

También crio a dos sobrinos, los cuales crecieron junto a sus hijos. Mujer trabajadora, fue hija de padres separados por lo que creció con su abuelita, quien la educó con recia disciplina y amor al trabajo. Aprendió el carácter fuerte de su abuelita y toda la vida la consagro/consagró al trabajo hasta que hace 12 años la artrosis se recrudeció y ya no pudo caminar.

Nos platica cuanto disfrutaba ir a bailar en los salones antiguos de la ciudad.

En los años 40´s vivía con su abuelita y sus cuatros hermanos en el barrio de San Roque, en una calle empedrada y sus amistades la visitaban en las tardes.

Le tocó ver a sus tíos vestir de manta y años más tarde la vestimenta fue cambiando hasta llegar a la ropa de mezclilla. Ahora la gente ya no se conoce.

Sus visitantes eran despedidos temprano por su familia y se casó a temprana edad.

En 1956 fundó la escuela Cámara Nacional de Comercio en la 6ª poniente y dedico/dedicó  su vida a la enseñanza, 55 años en la docencia. Trabajo/trabajó en varios municipios en Los Altos, Costa y Frailesca.

Después fue modista, costurera y repostería.

Ahora disfruta mucho salir a comer, pasear en auto y a los mercados.

Prefiere escuchar radio a ver la televisión. Armando Manzanero es el preferido.

En su lugar preferido hay una ventana donde saluda con alegría.

Doña Manuelita con una radio en la mano nos canta algunas canciones al despedirnos, nos recuerda que a pesar de que todo ha cambiado, la vida continua y a pesar de la edad ella se mantiene lucida y saludable.

Sonriendo nos afirma que ella lleva sus finanzas de manera puntual y distribuye sus gastos de manera personal. Su vida dedicada al trabajo, su pensión y sus ahorros la mantienen económicamente independiente.

Podemos seguir la entrevista todo el día, aprender de ella, verla sonreír, pero la dejamos para que pueda disfrutar de la reunión familiar de este medio día.

Ya en la calle, nos despide con una bendición desde su ventana.  La ventana en la que todos los días asoma para ver nuestra ciudad cambiar y llenarla de sueños y de recuerdos.