Karla Gómez NOTICIAS

La exposición Caligrafía del dolor. Atrás, el rosa de la artista Aliria Morales, que se puede visitar hasta el domingo 30 de marzo en el Salón de la Plástica Mexicana, es una experiencia profunda que invita al espectador a sumergirse en un universo donde el arte se convierte en un canal de expresión de temas universales como la guerra, la violencia, el dolor y la memoria. A través de una paleta cromática única, la artista utiliza colores como el verde, el blanco, el negro, el gris y el rojo para crear escenarios de tensión que oscilan entre lo onírico y lo macabro, logrando que cada pieza sea una reflexión visual cargada de significados.
Morales, quien utiliza técnicas mixtas como acrílicos y masaroca, presenta en esta exposición un total de 14 obras que no solo abordan la angustia y la tragedia de la humanidad, sino que también proponen una posibilidad de sanación, de paz y de vida. El título de la exposición en sí mismo, Caligrafía del dolor, es una declaración de intenciones, una invitación a leer y descifrar el sufrimiento que, según la artista, parece impregnar al mundo en la actualidad.
Las piezas que conforman esta muestra, como De regreso a Gaza y Rota mi voz, presentan figuras distorsionadas, cuerpos fragmentados, perdidos, como símbolo de los efectos devastadores de la violencia y las guerras que azotan diversas partes del mundo. En sus palabras, Morales destaca que, “Hoy el mundo entero sufre guerras. Migrantes que no saben a dónde ir. Falta agua y ojos para ver claramente; mueren niños de frío en Gaza. ¿Qué más? Ocho de marzo, un ocho infinito que duele. Aún invierno. Vendrá la primavera sin azules, ni verdes. Y en verano, seguirán las guerras”. Estas declaraciones son el eco de las imágenes que nos presenta la artista, donde la desesperanza se entrelaza con una lucha por la supervivencia.
A lo largo de la exposición, el tema de la memoria juega un papel fundamental. Obras como Caligrafía mística (2 de octubre no se olvida) son un testimonio visual de la necesidad de recordar, de rebelarse contra el olvido, particularmente hacia hechos dolorosos de la historia de México, como la masacre estudiantil de 1968. En este sentido, la artista no solo da forma a la violencia, sino que nos invita a ser conscientes de su presencia en nuestras vidas. «El otoño sin ocres, sienas y magentas, pasarán las estaciones sin que el ser humano aprenda», dice la artista, aludiendo a la falta de aprendizaje y reflexión ante las tragedias que se repiten.
Sin embargo, en medio del dolor, la artista también abre un espacio para el amor, la esperanza y la vida. Obras como Mi corazón se acurruca en tu recuerdo, abuela son una oda a la paz y a la nostalgia, donde el blanco, más que un vacío, representa un espacio de serenidad y consuelo. De igual manera, en Aguas de marzo, Morales celebra la vida, la mujer y la conexión con la naturaleza, reconociendo el valor de los momentos de calma y de introspección.
La muestra no se limita a representar tragedias, sino que también rinde homenaje a figuras importantes, como la revolucionaria Juana Belén, cuya imagen en Juana Belén (Revolucionaria), rememora su legado como intelectual, periodista y educadora. De igual forma, en En diálogo con Alicia Battenberg (En la acuántica), la artista mexicana rinde tributo a la princesa alemana que dedicó gran parte de su vida a ayudar a los más necesitados. En ambas piezas, la artista evoca el poder transformador de las mujeres que han sido clave en la historia, subrayando su importancia y su capacidad de cambiar el curso de la vida.
Por último, Caligrafía del dolor también es un llamado a la espiritualidad y al respeto por la naturaleza. La artista dedica un Homenaje a la Madre Tierra, destacando la conexión con lo sublime y la necesidad de cuidar nuestro entorno con respeto. La Pachamama, en su visión, debe ser preservada y cuidada, pues solo así podrá perdonarnos y ofrecernos lo que necesitamos para sanar.
La exposición Caligrafía del dolor. Atrás, el rosa es una experiencia visual que despierta reflexión, empatía y conciencia. Con su lenguaje artístico, Aliria Morales no solo denuncia el sufrimiento humano, sino que también propone un espacio para la memoria, la paz y la esperanza. Se puede visitar en el Salón de la Plástica Mexicana hasta el 30 de marzo, en la colonia Roma Norte, una cita obligada para quienes buscan entender el arte como una herramienta para reflexionar sobre el mundo actual.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: La exposición Caligrafía del dolor. Atrás, el rosa es una experiencia visual que despierta reflexión, empatía y conciencia.