La cantidad de prodigios que, acorde con los fieles, concede el Santo Niño, hace que al día puedan ser, al menos, 100 los exvotos 

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Cortesía. Pie de foto: El INAH continúa la restauración.

Desde hace siglos, los feligreses del Santuario de Plateros y devotos del Santo Niño de Atocha mantienen la tradición de llevar exvotos –pequeñas escenas pintadas sobre metal o madera, mensajes escritos en papel, fotografías o imágenes impresas– a este templo, para agradecer algún milagro, así lo da a conocer la Secretaría de Cultura.

La cantidad de prodigios que, acorde con los fieles, concede el Santo Niño, hace que al día puedan ser, al menos, 100 los exvotos colocados, y que al paso de las décadas se vuelvan prácticamente incontables los acumulados.

“Para conservar estas muestras de fe, muchas de ellas históricas dado que se remontan al siglo XIX e inicios del XX, mediante un proyecto de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desde hace cinco años se atiende un grupo de 23 mil exvotos”, menciona.

De acuerdo con la restauradora y el historiador del Centro INAH Zacatecas, Miriam Pineda Bravo y Limonar Soto Salazar, en 2017, la realización de obras de mantenimiento en la Capilla de los Exvotos –anexa a la nave principal– llevó a las autoridades del santuario a retirar temporalmente muchas de estas piezas y almacenarlas en una bodega.

Los exvotos, añade Pineda Bravo, fueron desmontados en desorden, por lo cual la primera acción en los que aún debían retirarse de la arquitectura por intervenir, fue medir y fotografiar las coordenadas de sus ubicaciones. Posteriormente, se expurgó la bodega de todos los materiales, la suciedad y plagas, a fin de iniciar su separación conforme a la tipología de sus materiales.

“Establecimos dos grandes grupos con diversas tipologías: los exvotos acompañados o hechos con materiales inorgánicos: metales, fotografías, lentes o aparatos ortopédicos; y los creados en madera o con agregados orgánicos”.

Ayudados en este lustro por estudiantes de restauración de Zacatecas y San Luis Potosí, para los especialistas esta selección ha sido ardua, registrando más de dos toneladas de elementos orgánicos –entre dientes, trenzas de cabello u ombligos humanos–, así como 40 cajas con fotografías clasificadas por tamaño, época o tipo de impresión.