Francisco Villalobos, es el encargado de la Compañía de Danza del CeUnach

Isabel Nigenda Noticias

Tras la culminación de las presentaciones entorno al Día Internacional de la Danza, en un pequeño rincón de lectura dispuesto en el Teatro de la Ciudad “Emilio Rabasa”, Francisco Villalobos, docente de la licenciatura en Danza del Centro de Estudios para el Arte y la Cultura de la Universidad Autónoma de Chiapas (CeUnach) compartió el proceso de creación entorno a la coreografía “En la casa de los dioses”.

Con la mirada serena y las palabras cargadas de emoción, el docente mencionó que la coreografía surgió a partir de un pedido realizado por el Museo Regional de Chiapas para acompañar la inauguración de la exposición temporal: “Arqueología en la Laguna Metzabok, una selva de símbolos”.

Es importante resaltar que el coreógrafo y docente, es el encargado de la compañía de Danza del CeUnach, la cual surgió en el 2017 bajo la dirección de Sheila Rojas.

“La intención de este proyecto, es ser un nicho de aprendizajes para los bailarines. Igualmente, busca propiciar los procesos de composición, los procesos de investigación y que también sirva como una puerta o una ventana para que los bailarines puedan descubrir otros escenarios fuera de la escuela”, añadió.

De igual manera, resaltó que: “busco que la compañía tenga un enfoque teórico-práctico, puesto que me interesa que la investigación no solo sea a través del movimiento sino a través de la reflexión, del análisis que permita el descubrimiento del cuerpo en un espacio en el cual el movimiento se construya mediante la alteridad”.

En sintonía con el objetivo de su búsqueda, el coreógrafo recibió el material concerniente con los pormenores de la expedición realizada en la Laguna Metzabok. Durante la revisión, encontró que los mayas lacandones realizaban un ritual para entrar en contacto con el inframundo a través de la comida y la ofrenda humana.

“Esto me llevó a encontrarme con una imagen que estaba grabada en un hueso que son los dioses remeros, cuando yo los veo y hago conexión directamente con la laguna porque para llegar al risco principal dedicado al dios Chaac, pero en esta zona al dios Metzabok que es el dios del trueno, entonces tenían que hacer un viaje para atravesar toda la laguna y llegar a este risco que tenía la conexión directa con el inframundo”, comentó.

Dicha información, fue la que le brindó la pauta al coreógrafo para concebir los movimientos, los trazos y los personajes que están inmiscuidos en la coreografía, la cual narra en la primera parte la congregación de las diversas regiones que van al encuentro con la procesión con el dios Metzabok. Posteriormente, surge la escena con los dioses remeros, que son sacerdotes que representan a cada una de las deidades mayas, en la tercera escena se representa el encuentro con el inframundo en donde se ofrece a la doncella que representa a la diosa de la fertilidad y que en la última escena es sacrificada.

“Durante la coreografía, existe un momento en que se le da énfasis al personaje del sacerdote que está ligado al dios Metzabok y que representa un sangrado. Es decir, su ofrenda es su propia sangre”, refirió.

En escena, la coreografía cuenta con diez bailarines procedentes de distintos semestres de la licenciatura en Danza del CeUnach. Posiblemente, de esta simbiosis emerge parte de la fuerza que la coreografía transmite.