Un libro es una utopía que realizan muchos seres apasionados y que cobra vida cada vez que encuentra a una lectora o lector

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Isabel Nigenda. Pie de foto: Karla Barajas

Para la periodista y escritora Karla Barajas, un libro es una utopía que realizan muchos seres apasionados y que cobra vida cada vez que encuentra a una lectora o lector. Por ello, menciona que lee con asombro, con la intención de adentrarse en la lectura hasta habitar el terreno de la imaginación de aquella autora o autor que ha realizado un viraje a la realidad.

Generalmente, cuando sale de su hogar, carga en su bolsa una agenda, un lapicero y un libro, el cual lee en medio del zarandeo, los codazos, las vueltas de cambio y de semáforo de una combi o en medio de una fila casi interminable de banco o mientras espera la llegada del reflejo de la sombra de un amigo.

Karla Barajas lee con la minucia y la pasión de aquellos lectores que buscan recrear un diálogo. Por lo que, en un acto reflejo saca el lapicero guardado en su bolsa, hace anotaciones sobre los espacios vacíos de las páginas, subraya la acumulación de palabras que captaron su atención y la han llevado a reproducir un sin fin de interpretaciones que dan a parar, a falta de espacio, en aquella agenda que se transforma en una bitácora de viaje al mundo subterráneo de las historias que la atrapan.

“Mientras el libro está cerrado y camino, sigo imaginando la historia y a sus personajes, qué va a pasar. Sigo la lectura mientras duermo y abro el libro al levantarme”, refiere.

Asegura que cuando está en casa prende la computadora y continúa con la lectura de libros en formato digital. “Anoto cosas en hojas sueltas, tiendo a preguntar Eliana o Lorena si los han leído intercambiamos comentarios. Leo con entusiasmo los libros que se me antoja leer o que considero útiles para mi formación. Leo las minificciones que suben en redes, las revistas digitales, algunas noticias. Mientras camino leo los carteles, los mensajes en el piso, en los árboles porque también cuentan historias y son indicadores de qué está pasando en nuestra realidad”, comenta.

Entre sus gustos predilectos por la lectura, se encuentran los cuentos, las minificciones, las novelas y el descubrimiento de aquellas palabras cuyas improntas de significados habitan los pliegues o los cambios de hoja de un diccionario. Igualmente, le gusta leer poemas y leer las tesis e investigaciones de teóricos.

Durante la entrevista al preguntarle “¿Cómo contagia su amor por la lectura?”, la escritora contesta: «Creo que una manera amorosa de contagiar el gusto por algo es poniendo el ejemplo, yo leo en espacios públicos. Leo en la combi, en los parques, en las filas burocráticas porque a mí me llena de alegría ver a alguien con un libro en las manos y eso no pasa seguido. No dices: ‘lee 20 minutos al día’, lees. Desde luego, también me encantaría leer acostada en mi cama o en una hamaca y sin ruido, envidio a los seres privilegiados que pueden hacerlo.

«La segunda es asistiendo a escuelas y tratando de ser respetuosa al hablar y escuchar. La tercera es a través de las redes sociales, difundiendo los libros que me gustaron, entrevistando a los autores y autoras, realizando cápsulas para que se pueda conocer más de su trabajo”.

Finalmente, la escritora señaló que un día descubrió que la lectura puede servir como un mecanismo de defensa cuando se habita en entornos violentos. “También creo que los libros pueden transformar desde un estado de ánimo hasta la vida de una persona y el comportamiento colectivo”, concluye.