El área de Patrimonio Cultural del Coneculta presentó la cápsula “El Patrón de los Parachicos y su fuerza simbólica en la Fiesta Grande de Enero”

Isabel Nigenda NOTICIAS

Foto: Cortesía.
Pie de foto: Cápsula “El Patrón de los Parachicos y su fuerza simbólica en la Fiesta Grande de Enero”.

Al sureste de México, a un costado del río Grande de Chiapa o Río Grijalva, a 15 kilómetros del centro de Tuxtla Gutiérrez, se encuentra Chiapa de Corzo, la pequeña ciudad, en donde año con año, se realiza la “Fiesta Grande de Enero”, celebración religiosa tradicional y popular que rinde honor a tres patronos: el Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir.

Durante 16 días de festejo, los corazones de los chiapacorceños vibran al son de la algarabía y el júbilo producido por las melodías del tambor, carrizo y los chinchines de los Parachicos, aquellos danzantes que portan máscaras esculpidas en madera con facciones semejantes a españoles de ojos azules o verdes, barba de candado y cabello ondulado.

Los danzantes recorren las calles de Chiapa de Corzo vestidos con monteras elaboradas con fibra de ixtle, un sarape tipo Saltillo, chalina bordada, cintas de colores y el chinchín o sonaja de lámina.

De acuerdo a material de consulta, el 16 de noviembre del 2010, los Parachicos en la Fiesta Tradicional de Enero de Chiapa de Corzo, fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.

Durante el recorrido, los Parachicos son guiados por el Patrón, quien porta una máscara de expresión solemne, cuya mueca de exclamación evoca el respeto de los danzantes. Igualmente, portan una guitarra, una flauta y un látigo.

Precisamente, el área de Patrimonio Cultural del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta) presentó para Cultura en Línea la cápsula “El Patrón de los Parachicos y su fuerza simbólica en la Fiesta Grande de Enero”.

En entrevista, Guadalupe Rubisel Gómez Nigenda, el Patrón de los Parachicos, mencionó que desde hace tres siglos ha existido un grupo de Parachicos dirigido por la figura del Patrón que, con él, suman en el tiempo 20 guías que buscan reunir al pueblo en un espacio religioso y festivo.

“La función del Patrón es el de dirigir a los Parachicos, de salvar los compromisos del pueblo como visitar las casas, pasar las felicitaciones con banderas, de los priostes, de los santos festejados”, señaló.

Se considera que la danza es una ofrenda comunitaria para los santos que han protegido a los creyentes, quienes bailan por dos razones: el pedir y agradecer.

“Cuando un Parachico se hinca ante la imagen de su fe, le pide al Patrón que lo flagele. Pero es un acto simbólico, no son fuetazos para colocar orden, son fuetazos como limpia, una manda, un compromiso”, argumentó.