Karla Gómez NOTICIAS

A poco más de un mes desde su apertura en Tulum, Quintana Roo, el Parque del Jaguar sigue consolidándose como un referente en la celebración de la herencia biocultural maya, tanto para visitantes nacionales como extranjeros. Este vasto espacio ecológico-recreativo, que abarca 2,913 hectáreas, se ha convertido en un importante proyecto de conservación cultural y ambiental, respaldado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Secretaría de Cultura federal.

Recientemente, el Parque del Jaguar ha sumado un nuevo esfuerzo para promover el conocimiento y la protección del patrimonio arqueológico: la publicación digital Parque del Jaguar. Un legado para la conservación ambiental y cultural, un libro de acceso gratuito editado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). Este texto incluye la participación de Diego Prieto Hernández, director general del INAH, quien aporta un valioso análisis sobre la ciudad maya de Zamá, conocida hoy como la Zona Arqueológica de Tulum.

En su capítulo, titulado La perla maya del mar Caribe, Prieto Hernández evoca el impacto que esta urbe debió generar en los primeros exploradores españoles que, como el piloto Juan Díaz ‘el Capellán’, la avistaron en 1518. Aunque el asentamiento tiene sus raíces más antiguas en el año 564 d.C., su auge se produjo durante el Posclásico mesoamericano, entre los siglos XIII y XV, cuando sus habitantes se destacaron por su habilidad en la pesca y el comercio costero.

Actualmente, Tulum es el tercer sitio arqueológico más visitado de México, después de Chichén Itzá y Teotihuacan. Este incremento en el interés público ha motivado un mayor esfuerzo de investigación y conservación, particularmente a través del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza). Entre 2023 y 2024, el INAH ha intensificado las labores arqueológicas, revelando hallazgos notables como una cueva entre los templos de las Columnas y del Halach Uinic, que contenía restos de al menos ocho individuos. Además, se ha explorado un chultún —un depósito ritual— en el Templo del Halach Uinic, donde se encontraron ofrendas que incluyen astas de venado, dientes de tiburón y huesos de animales marinos.

Junto con la arqueología, el Promeza también ha puesto especial atención en la restauración de los monumentos más emblemáticos de Tulum. Bajo la supervisión de restauradoras como Patricia Meehan Hermanson, se han llevado a cabo trabajos de conservación en las pinturas murales y relieves de estuco, garantizando la preservación de estos vestigios históricos para las futuras generaciones.

Prieto Hernández subraya la colaboración entre el INAH, Sedatu y otras instancias gubernamentales para convertir al Parque del Jaguar en un polo de desarrollo turístico sustentable. La apertura de nuevas estructuras arqueológicas y áreas de visita pública tiene como objetivo distribuir mejor el creciente número de visitantes, que en eventos como el equinoccio de primavera de 2024 llegó a registrar más de 9,300 turistas. Este reordenamiento no solo mejorará la experiencia del público, sino que contribuirá a la conservación de los monumentos arqueológicos.

El Parque del Jaguar ofrece una rica variedad de actividades y espacios para el disfrute de sus visitantes. Además de sus senderos y ciclovías, destaca la reciente inauguración del Museo de la Costa Oriental, el museo más grande dentro del sistema del Tren Maya. Con más de 300 piezas originales, este museo recorre la historia del Caribe mexicano desde el Pleistoceno hasta la actualidad, con un enfoque especial en la cultura maya y su resistencia ante la colonización europea.

Este proyecto no solo busca proteger el patrimonio cultural de la región, sino también impulsar un modelo de turismo responsable y sostenible, respetuoso con el medio ambiente y las comunidades locales. En definitiva, el Parque del Jaguar se posiciona como un homenaje vivo a la herencia maya y un espacio de reflexión sobre la importancia de conservar nuestro legado cultural y natural.

Foto: Cortesía

Pie de foto: Este proyecto no solo busca proteger el patrimonio cultural de la región, sino también impulsar un modelo de turismo responsable.