Una muestra compuesta por tres potentes instalaciones que fusionan escultura, sonido y video
Karla Gómez NOTICIAS

El Museo Tamayo presenta la exposición No tengo preguntas, solo respuestas, de la artista alemana Raphaela Vogel, una muestra compuesta por tres potentes instalaciones que fusionan escultura, sonido y video para provocar reflexiones sobre la creación artística, el ego, el medio ambiente y el poder simbólico de la imagen. Con esta exposición, Vogel debuta en espacios latinoamericanos, respaldada por una trayectoria destacada en Europa y foros como la Bienal de Venecia.
La propuesta, curada por Lena Solà Nogué, plantea un diálogo incómodo con la tradición del arte, interpelando el papel del creador contemporáneo desde el concepto griego de hybris —la desmesura humana frente a lo divino—. Vogel no se limita a formular preguntas, sino que sugiere que en el arte también caben afirmaciones audaces, incluso contradictorias, sobre la ética de producir y exhibir en un mundo desigual.
En el patio central del recinto, la primera instalación exhibe un enorme signo de interrogación suspendido, rodeado por pequeños dinosaurios de bronce, una escena que combina extrañeza y humor ácido. Esta obra, acompañada por la canción 96 lágrimas de la banda Question Mark & The Mysterians, marca el tono irreverente de la muestra. Las esculturas de bronce fueron elaboradas por artesanos mexicanos a partir de diseños de la artista.
La segunda instalación consiste en seis banderas pictóricas que evocan el imaginario del tren europeo como símbolo de progreso fallido, reforzado con grabaciones de locomotoras y músicos imitando sonidos mecánicos. Aquí, la nostalgia industrial se vuelve alegoría de lo inacabado, de lo que siempre llega tarde.
La tercera pieza, ubicada en la Sala 5, es un video tomado con dron en un puerto contaminado de Holanda. En él, el foco se posa sobre un esqueleto animal, símbolo de la devastación ecológica. Alrededor, siete rastrillos de cosecha —fuera de uso— rodean el proyector, cuestionando la relación entre tecnología y destrucción.
Vogel comentó que trabajó más de un año y medio en la pieza principal, pensada específicamente para dialogar con la arquitectura del museo. También subrayó que sus obras funcionan como sistemas integrados, donde los dispositivos técnicos y escultóricos forman un todo indivisible.
No tengo preguntas, solo respuestas estará abierta al público hasta el 6 de julio en el Museo Tamayo (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. La entrada es libre los domingos.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: Raphaela Vogel irrumpe en el Museo Tamayo con arte provocador y multisensorial.