Niñas, niños, adolescentes y adultos- podrá emprender un viaje por la efervescente actividad cultural del siglo XX.

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Cortesía. Pie de foto: El rincón del tiempo es un espacio del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

El rincón del tiempo es un espacio del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, situado en el interior del Palacio de Bellas Artes donde el público -niñas, niños, adolescentes y adultos- podrá emprender un viaje por la efervescente actividad cultural del siglo XX.
De acuerdo a la Secretaría de Cultura, desde que el visitante ingresa a este rincón se siente invadido por recuerdos y la nostalgia al encontrarse con objetos y fotografías de personajes y lugares emblemáticos de los años cincuenta del siglo pasado.
«Al inicio se ubica una maqueta de escala 1:100 del Palacio de Bellas Artes, cuyos detalles resultan sorprendentes para el público; al lado de ella se encuentra la réplica de un vestido color verde que utilizó la bailarina y coreógrafa Magda Montoya en el ballet El sauce, de su autoría, presentado en el máximo recinto cultural del país hace ya 72 años», indica.
Asimismo, la institución cultural, resalta que los asistentes pueden atestiguar que Montoya fue una de las principales protagonistas de lo que se conoció como danza nacionalista, surgida después de la Revolución Mexicana, por medio de sus obras Xochiquetzal, Tehuana y El sauce, entre otras.
Asimismo, se pueden observar algunos carteles originales de arte mexicano que se presentaron en otros países, como Francia, así como en otros idiomas. Existen también fotografías de los años cincuenta, principalmente, sobre diferentes actividades culturales que marcaron esa época, como una imagen de la actriz Dolores del Río, en una visita a la exposición Arte Mexicano antiguo y moderno, montada en París en 1952. La actriz aparece al lado de una escultura de Chac Mool.
«Otro aspecto interesante de esta pequeña, pero significativa muestra está en los diseños de vestuario que hizo Miguel Covarrubias para la obra Los cuatro soles, de 1951. Todo un deleite visual para el espectador más exigente. También se encuentran diseños originales de Julio Prieto, Miguel N. Lira, Carlos Mérida, Lola Cueto y Agustín Lazo para obras de teatro o de ballets», menciona.
De igual forma, detalla que no podrían faltar las presentaciones de la cantante María Callas en el Palacio de Bellas Artes, en 1950 y 1952, a través de los programas de mano originales y fotografías de la diva cuando actuó en El trovador, de Giuseppe Verdi, y dos años después en Tosca, de Giacomo Puccini, bajo la dirección de Guido Picco.