Karla Gómez NOTICIAS

En el marco del cierre del ciclo académico dedicado al maestro Adolfo Mexiac, Alma Barbosa Sánchez, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM) y especialista en Sociología del Arte y la Cultura, ofreció una conferencia en el Auditorio Adolfo Best Maugard del Museo Nacional de Arte (Munal), resaltando la profunda vocación y compromiso del artista con la realidad social de México.

Barbosa Sánchez destacó que Mexiac fue un artista afortunado en muchos sentidos. Desde una temprana edad, su inclinación hacia el arte fue evidente, lo que le permitió construir una carrera sólida y coherente. “El maestro Adolfo Mexiac fue un artista afortunado que tuvo una precoz vocación artística. Además, era un hombre meticuloso, escrupuloso, que supo fijar metas que cumplió exitosamente”, expresó la académica.

Pero el éxito de Mexiac no se limitó solo a su capacidad creadora. Según Barbosa, el artista logró una armoniosa combinación entre su talento y una estructura personal rigurosa. “Mucho se ha hablado de los artistas que tienen esa afortunada vocación, pero no solamente dependen de su capacidad creadora, sino también de una estructurada vida personal. En el caso de Mexiac, todo fue conjugado: su labor profesional, su meticulosa lógica de expresión (que uno advierte en sus entrevistas); es un hombre puntual, lógico, coherente, y fue cumpliendo paso a paso las metas que se fijó”, señaló la experta.

Adolfo Mexiac no solo destacó por su habilidad técnica, sino también por su sensibilidad ante las problemáticas sociales de su tiempo. Como miembro del icónico Taller de Gráfica Popular (TGP), un colectivo de artistas comprometidos con causas sociales, Mexiac se alineó con las luchas sociales y los movimientos que marcaron la historia de México, como el Movimiento Estudiantil de 1968. En este sentido, Barbosa enfatizó: “Es fabuloso que un miembro del Taller de Gráfica Popular haya alcanzado a estar presente en el movimiento estudiantil como testimonio de la vocación social que significó el Taller”.

Mexiac ingresó al TGP con el deseo de perfeccionar su técnica en el grabado, un arte que requiere precisión y paciencia. Según la investigadora, este contacto con las técnicas del grabado no solo le permitió a Mexiac dominar la técnica, sino también crear imágenes que reflejaban fielmente la realidad social de México. Para ampliar su conocimiento, Mexiac asistió a la Escuela de Artes del Libro, dirigida por el maestro Francisco Díaz de León, donde fortaleció aún más sus habilidades artísticas.

El Taller de Gráfica Popular, donde Mexiac desempeñó gran parte de su carrera, fue un espacio de innovación y experimentación, financiado por los propios artistas que lo integraban. “Fue una empresa de producción de estampas con visión social, en contraste con las vanguardias artísticas europeas y estadounidenses”, recordó Barbosa, al referirse al enfoque único y comprometido del colectivo.

Con su talento y su incansable trabajo, Adolfo Mexiac dejó un legado profundo no solo en el campo artístico, sino también en la memoria social de Méxic.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto: Mexiac ingresó al TGP con el deseo de perfeccionar su técnica en el grabado, un arte que requiere precisión y paciencia.