Imagina una noche delirante en la que Benito Juárez se enfrenta a su conciencia

Karla Gómez NOTICIAS

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) presentan Lo que el viento a Juárez, una obra escrita y dirigida por Silvia Ortega Vettoretti. La puesta en escena, que se estrenará el 12 de septiembre en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, imagina una noche delirante en la que Benito Juárez se enfrenta a su conciencia, debatiéndose entre fusilar o no a Maximiliano de Habsburgo.

En esta obra, Juárez, refugiado en el desierto de Samalayuca, teme ser traicionado por su propio secretario, un personaje imaginario que funciona como su conciencia. A través de este juego entre realidad y ficción, la obra expone las dudas y flaquezas del histórico presidente, confrontándolo con sus decisiones más difíciles.

La temporada de Lo que el viento a Juárez se extenderá hasta el 6 de octubre, con funciones los jueves y viernes a las 20:00 h, sábados a las 19:00 h y domingos a las 18:00 h.

Ortega Vettoretti mezcla historia, leyendas y conspiraciones para deconstruir el pensamiento político de Juárez, presentando un retrato más humano del presidente. La obra, cargada de humor crítico, invita a reflexionar sobre la forma en que se narran los hechos históricos y la visión que tenemos de los personajes que marcaron el destino de México.

El elenco incluye las interpretaciones de Baltimore Beltrán, Arturo Reyes y Salvador Hurtado. El equipo creativo está conformado por Jorge Kuri Neumann (escenografía e iluminación), Mario Marín del Río (vestuario), Pablo Mondragón (diseño sonoro y música original), y la producción ejecutiva de Yuly Moscosa.

Silvia Ortega, quien considera esta obra parte de una trilogía inspirada en la historia de México, comentó: “Esta propuesta muestra a un Juárez más vulnerable, lleno de dudas y miedos, lejos del personaje radical que nos han contado en los libros”.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto: En esta obra, Juárez, refugiado en el desierto de Samalayuca, teme ser traicionado por su propio secretario, un personaje imaginario que funciona como su conciencia.