Karla Gómez NOTICIAS

En un evento cultural que exploró las raíces profundas de uno de los emblemas más icónicos de México, el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología fue el escenario para la presentación del libro de Guillermo Correa Lonche, El águila y la serpiente. El problema del origen prehispánico del Escudo Nacional Mexicano. La obra, editada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), busca esclarecer las verdaderas raíces prehispánicas de este poderoso símbolo nacional.
Rafael Tena Martínez, investigador de la Dirección de Etnohistoria del INAH, subrayó durante la presentación que no hubo una premonición literal de Huitzilopochtli para los mexicas al elegir su asentamiento. «Ellos interpretaron como un augurio positivo el hallazgo del águila devorando la serpiente, interpretando que Huitzilopochtli, su deidad patrona, les estaba señalando el lugar donde debían establecerse», explicó Tena.
El libro de Correa Lonche examina exhaustivamente 54 fuentes históricas de los siglos XVI y XVII, incluyendo documentos pictográficos, códices religiosos, obras de los conquistadores y manuscritos de extranjeros como Enrico Martínez. Este trabajo revela cómo estos elementos visuales y narrativos contribuyeron a la formación del Escudo Nacional Mexicano, un símbolo que, según el autor, encapsula la esencia de México.
Rodrigo Martínez Baracs, otro investigador del INAH, proporcionó detalles sobre el análisis del material, señalando que las primeras representaciones del águila y la serpiente en el Códice Durán de 1581 son indicativas de la riqueza y complejidad de este simbolismo. «Estas representaciones, aunque esporádicas, muestran cómo el águila sobre el tunal interacciona con el entorno, integrando elementos naturales como un pájaro y una serpiente», comentó Martínez.
Correa Lonche sugirió que el simbolismo podría haber evolucionado en Texcoco, un centro cultural clave en el altiplano central. «Es probable que un tlacuilo de Texcoco, buscando preservar las tradiciones de su pueblo, haya integrado esta imagen en el Atlas de Durán», reflexionó.
El encuentro entre el águila y la serpiente no solo tiene resonancias en la historia prehispánica, sino que también se conecta con la imposición y adaptación de símbolos durante la Colonia, cuando el nuevo orden religioso católico integró estos elementos en su propio imaginario, atribuyéndoles un significado de lucha entre el bien y el mal.
La discusión se enriqueció aún más con la lectura de un pasaje del Libro XI de La Eneida, de Virgilio, por parte de Tena Martínez, que describe un encuentro simbólico similar, sugiriendo que esta imagen puede ser universalmente reconocible desde tiempos antiguos.
Finalmente, Correa Lonche destacó que el símbolo del águila y la serpiente, con sus raíces en culturas mediterráneas y asiáticas, ha perdurado a lo largo de los siglos, adaptándose y evolucionando hasta convertirse en un emblema nacional mexicano que refleja la continuidad y la identidad cultural de México.
Este evento no sólo profundizó en el significado histórico y cultural del Escudo Nacional Mexicano, sino que también invitó a los asistentes a reflexionar sobre cómo los símbolos nacionales son construidos y reinterpretados a lo largo del tiempo, integrando capas de significado que resuenan en la identidad colectiva.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: El encuentro entre el águila y la serpiente no solo tiene resonancias en la historia prehispánica.