En entrevista, Aarón Vite, director de escena, mencionó que Hugo Montaño empezó a idear la obra en el 2012

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Isabel Nigenda. Pie de foto: El mensajero de las estrellas, escrita por Hugo Montaño.

La obra de teatro El mensajero de las estrellas, escrita por el recordado escritor Hugo Montaño, comparte un mensaje de esperanza, un sueño, el cual se relaciona con la ilusión de habitar un mundo paradisiaco, libre, en sincronía con el arquetipo del héroe. Según Jung, “la hazaña principal del héroe es el triunfo sobre el monstruo de las tinieblas: es la victoria esperada, anhelada, de la conciencia sobre lo inconsciente”.

La obra fue presentada en el Ágora del Centro Cultural de Chiapas Jaime Sabines (CCCJS). En escena, el personaje principal de la obra, Galileo Galilei, interpretado por Ismael Gallegos, es el reflejo del arquetipo del héroe. Es preciso comentar que durante la obra Galileo Galilei se presenta ante el público (conformado en su mayoría por niños) como un astrónomo, ingeniero, filósofo, matemático y físico italiano, que porta entre sus manos un telescopio, artefacto con el que apunta a la luna y a las estrellas, pues él lo creó con dicho fin.

Sin embargo, al presentar su creación, su artefacto, es visto como herramienta útil para las hazañas de la guerra, mientras que la iglesia cuestiona su invento por poner en duda la creación hecha por la divinidad.

Casi al final de la obra, el personaje emite un monólogo emotivo, con el cual señala que su invento va más allá de la guerra o de la fe, pues el fin último del ser humano es aprender a conocerse y a conocer el cosmos, comprensión que le llevará a crear una sociedad alejada de los designios de la guerra.

En entrevista, Aarón Vite, director de escena, mencionó que Hugo Montaño empezó a idear la obra en el 2012.
“Este acercamiento de Hugo hacia la dramaturgia, es como un salto, pues él estaba enfocado en la narrativa, por lo que la dramaturgia le resultaba un poco compleja. A partir de juegos y ejercicios que hacíamos, pues nos fijábamos retos, Hugo fue encontrando una forma que le resultaba más práctica, y pues bien, la obra fue el resultado que se dio. Desafortunadamente, Hugo falleció y yo me quedé con la idea de hacer el montaje”, añadió.

Igualmente, comentó que el propósito de la obra era cumplir con un propósito personal el cual era realizar el montaje: y por otro lado, hacer una obra para niños, una obra de comedia con lenguaje filosófico.

“Lo que nosotros tratamos de hacer son vínculos de identificación con el público”, argumentó.

En un inicio, cometa Aarón Vite, la obra tenía ideado que los personajes fueran títeres, noción que se modificó para recurrir a actores y a un narrador, pues las acotaciones del texto fueron escritas de manera narrativa, al cual se le fue dado un carácter cómico.

“Lo que le da a la historia un formato de identificación con el público infantil. Dicho narrador suele equivocarse, confundir a los personajes. Igualmente, dice cosas que el público ve, lo que hace que el público adulto tenga cierta comprensión de los hechos y el público infantil tendrá otra comprensión”, concluyó.