Alma Nava, organiza caminatas de dos kilómetros por el Cerro Mactumatzá los fines de semana, con una duración de cuatro a cinco horas aproximadamente

Isabel Nigenda Noticias

«Shinrin yoku» en su traducción al español significa «baño forestal», es una práctica de origen japones que en los 80’s tuvo un auge, ya que se comprobó que tiene beneficio tanto para la salud física y mental, en una caminata guiada en la cual despiertan los sentidos de una manera contemplativa y respetuosa con el cuerpo y con la naturaleza.

Alma Nava de la colectiva Eco Ch’ulel, invita a estar en contacto con la naturaleza, puesto que la actividad permite disminuir y atenuar el estrés, la ansiedad y el insomnio. Además, mejora el sistema inmunitario, reduce la presión arterial y combate los estados depresivos.

Debido a ello, organiza caminatas de dos kilómetros por el Cerro Mactumatzá los fines de semana, con una duración de cuatro a cinco horas aproximadamente, en donde se presenta diferentes tipos de vegetación conforme se escala, que van desde el Bosque Tropical Caducifolio, Bosque Tropical Subcaducifolio al Bosque de Quercus.

“Todas las personas pueden asistir, sin importan su condición física, es una caminata lenta. El objetivo de realizar estas caminatas es mejorar la salud física y mental de las personas, así como conectar de manera holística con la naturaleza, reconocer los recintos naturales y potenciar su rescate para crear lugares seguros de convivencia”; informa la entrevistada.

Alma Nava, resalta la importancia de la caminata, porque conecta con la naturaleza, y crea una red con las personas que se suman: “De esta forma pretendemos se generen redes de apoyo y se recupere el tejido social, ya que es un encuentro y comunión no solo con la naturaleza, sino también con nosotras mismas, ya que es dedicarnos un tiempo para estar en el presente y concentrarnos en los colores, aromas y todos los beneficios que la naturaleza nos brinda. Así también conocer los recintos naturales con que cuenta nuestra ciudad, como lo es el imponente Cerro Mactumatzá”.

De igual forma, menciona parte de la flora que se puede encontrar en el Cerro: Tronadora o Candox (Tecoma stans), Cupapé o Ciricote (Cordia dodecandra), Palo mulato (Bursera simaruba), Copal (Bursera excelsa), Totoposte (Licania arborea), Ishcanal o Algorrobo (Acacia pennatula), Encino (Quercus peduncularis, Q. acutifolia), Pochota o Algodoncillo (Ceiba aesculifolia), Cedro rojo (Cedrela odorata), Cuaulote o Tapaculo (Guazuma ulmifolia), Anona de llano (Zuelania guidonia), Caimito (Chryosophyllum mexicanum), Zapote

(Manilkara zapota), Zapote negro (Diospyros digyna), Campanilla morada (Ipomoea purpurea) y Biznaga de Tegelberg (Mammillaria tegelbergiana).

Mientras que algunas especies de fauna que se pueden observar son: Tepezcuintle (Cuniculus paca), Armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus), Mapache (Procyon lotor), Guaqueque alazán (Dasyprocta punctata), Zorrillo espalda blanca (Conepatus leuconotus), Conejo serrano (Sylvilagus floridanus), Murciélago frutero (Artibeus jamaicensis), Murciélago gris de saco (Balantiopteryx plicata); Chotacabras pauraque (Nyctidromus albicollis), Semillero azul (Amaurospiza concolor), Colibrí frente verde (Amazilia viridifrons), Carpintero pico plateado (Campephilus guatemalensis) y Loro frente blanca (Amazona albifrons).

A decir de Tuxtla, menciona que, “la ciudad ha perdido vegetación y biodiversidad, por las actividades económicas, al no existir un plan de ordenamiento ecológico territorial”.

Por ello, desde la colectiva alienta a sumarse al llamado de la naturaleza con talleres de educación ambiental con perspectiva de género, que van desde la creación de huertos urbanos e intensivos; taller de vínculo entre violencia de género y la naturaleza; charlas y ponencias relacionadas a la política y educación ambiental, taller de suculentas y cuerpo territorio.

“Ciudades más verdes y con espacios naturales no solo generan espacios seguros, sino que también mejora la calidad de vida de sus habitantes”, destaca.