Desde su llegada a México, Goeritz se convirtió en una figura clave en la escena artística y cultural

Isabel Nigenda Noticias

El 4 de agosto, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de las Artes Plásticas (Cenidiap) conmemoran el 33 aniversario luctuoso de Mathias Goeritz (1915-1990), un artista, poeta y arquitecto cuya obra multifacética y trascendental sigue dejando una huella imborrable en el arte mexicano y en el ámbito internacional.
Originario de la ciudad de Gdańsk, Polonia, Goeritz llegó a México en 1949, después de haber viajado por Europa, Marruecos y España. En este último país, fundó la Escuela de Altamira en 1948, un hito en la renovación del arte español de la posguerra. Desde su llegada a México, Goeritz se convirtió en una figura clave en la escena artística y cultural del país. Fue curador, crítico e historiador de arte, así como arquitecto, pintor, escultor y poeta, destacando también por su participación en el movimiento de poesía concreta.
El legado de Goeritz es vasto y diverso, lo que hace complicado describirlo con una sola palabra. Sin embargo, su acervo documental, donado en 1986 al pueblo de México y resguardado y preservado por el Cenidiap, permite vislumbrar la personalidad de un hombre generoso, curioso e incluyente. Patricia Brambila, subdirectora de Documentación del Cenidiap, destaca la importancia de este acervo, que incluye libros, folletos, revistas, catálogos, planos, fotografías, entrevistas y conferencias, entre otros materiales.
El Fondo Mathias Goeritz es ampliamente consultado por investigadores e instituciones nacionales e internacionales. A través de sus documentos, se pueden rastrear sus intereses en el diseño, la ilustración y la arquitectura, así como su trabajo con artistas de diversas disciplinas, como danza, teatro y otras manifestaciones artísticas. Además de su faceta artística, el acervo muestra su colaboración con arquitectos como Luis Barragán en proyectos como las Torres de Satélite (1957) y su contribución a la «arquitectura emocional» a través del Museo Experimental El Eco, fundado en 1953.
Uno de los proyectos más destacados de Goeritz fue La ruta de la amistad en 1968, que involucró a artistas plásticos de diferentes partes del mundo y atrajo la atención y la investigación tanto en México como en cerca de 20 países, proyectándolo internacionalmente. Este y otros trabajos arquitectónicos, como sus vitrales propuestos para la Catedral Metropolitana, continúan atrayendo a investigadores y académicos que buscan profundizar en su legado artístico y arquitectónico.
El Cenidiap destaca el compromiso con el respeto y cuidado de los derechos de autor, asegurando que el material del Fondo Mathias Goeritz se consulte a través de una solicitud revisada por su hijo Daniel Goeritz, quien sigue colaborando atentamente con el centro. Con más de 3 millones de documentos, el Cenidiap alberga 58 fondos documentales, y el Fondo Mathias Goeritz permanece como una invaluable fuente de inspiración e investigación sobre la vida y obra de este prolífico artista.
A través del legado de Mathias Goeritz, México sigue honrando y recordando a uno de los grandes artistas y arquitectos que enriquecieron la cultura y el patrimonio artístico del país. Su multifacética contribución sigue siendo una fuente de inspiración para las generaciones actuales y futuras.

Foto: Cortesía.
Pie de foto: Uno de los proyectos más destacados de Goeritz fue La ruta de la amistad.