Karla Gómez NOTICIAS

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro, conmemora la vida, obra y personalidad de una de las figuras más influyentes del teatro y la literatura mexicana: Emilio Carballido, quien nació en Córdoba, Veracruz, el 22 de mayo de 1925.
Su obra, que abarcó varios géneros literarios y su incesante actividad académica, lo han colocado como una de las figuras más importantes del arte dramático del siglo pasado.
Dramaturgo y narrador, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue director y profesor de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBAL, académico en la Universidad Veracruzana, el Instituto Politécnico Nacional y la UNAM; dio clases en las universidades Rutgers de Nueva Jersey y California State de Los Ángeles.
También trabajó en el Ballet Nacional de México como supervisor literario, lo que le dio la oportunidad de realizar giras por América Latina, Europa y Asia.
Vocación narrativa y presencia cinematográfica
Carballido tuvo una absoluta vocación narrativa que se desenvolvió a través de varios géneros, como la novela, el cuento, el teatro e incluso el guion cinematográfico, y tuvo la capacidad de inspirar a otras figuras de su generación para que se aventuraran en la creación dramática, tal es el caso de Sergio Magaña y Luisa Josefina Hernández.
Como guionista destacan las películas Nazarín, en colaboración con Julio Alejandro y Luis Buñuel; La Güera Rodríguez, también en colaboración con Julio Alejandro; El águila descalza y Macario. Esta última, dirigida por Ricardo Gavaldón, fue nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa.
En el marco de la campaña nacional “Contigo en la distancia”, se recuerda la presencia de Emilio Carballido en la producción teatral y cinematográfica nacional le valió ser considerado miembro de la Academia Mexicana de las Artes y miembro honorario de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Foto: Cortesía
Pie de foto: Carballido tuvo una absoluta vocación narrativa que se desarrolló a través de varios géneros.
