Ana Liz Leyte NOTICIAS

“Pásele güerita, qué va a llevar, pásele mi Reina”, se escucha por los pasillos en mercados, estos centros de abasto, tan presentes en las ciudades y a menudo tan relegados por los gobiernos.
Desde hace algunos años, los mercados públicos en Chiapas -especialmente los que se encuentran en la capital- atraviesan una crisis derivado de un problema que poco ha sido atendida por el gobierno municipal; el ambulantaje.
“El ambulantaje hace que la gente no entre al mercado, que se quede en la calle”, expuso Nereida Ramírez, locataria en el Mercado Juan Sabines
Y aunque se han implementado operativos para eliminar el ambulantaje alrededor de mercados en el primer cuadro de la ciudad, éste no ha sido permanente y poco ha funcionado.
Años atrás, locatarios establecidos del mercado Rafael Pascacio Gamboa decidieron colocar en la vía pública, sus productos para exigir al ayuntamiento el cese del ambulantaje, denunciando que, debido a este fenómeno, sus ventas habían disminuido hasta en un 80 por ciento. Hoy, la situación es la misma.
Pese a la importancia que tienen estos centros de abasto, hoy en día, se encuentran amenazados.
Los mercados públicos representan múltiples beneficios económicos y sociales en cuanto a la reactivación de la economía mediante la producción y comercialización de alimentos y la provisión de servicios.
Los mercados generan empleos y potencian el capital social, además, son sitios que guardan una larga historia, por lo que son espacios esenciales para el fortalecimiento cultural y la identidad local cuyas manifestaciones han sido calificadas como patrimonio inmaterial.
“El mercado es fundamental porque permite la regulación de los precios de productos, el mercado es esa columna vertebral para la economía de un lugar, pero además por la riqueza cultural”, expone el docente investigador del Colegio e Instituto de Geografía de la UNAM, Álvaro López López.
En Tuxtla Gutiérrez, existen por lo menos 14 mercados públicos, los cuales guardan historia, son parte de la identidad de la población, y, además, siguen siendo el sustento de cientos de familias.
“Somos muchas mujeres y hombres trabajando para familias, para que podamos llevar alimentos a casa, pagamos luz, agua, internet”, dijo la señora Mireya Velasco, locataria del Mercado Juan Sabines.
Y aunque es un trabajo agotador, aseguran, no lo cambiarían pues este empleo en muchas ocasiones es heredado por padres y abuelos.
“Me dedico a la venta de pescados y mariscos como desde hace 30 años. Todos los días me levanto a las 5 de la mañana para poder trabajar, por eso invitamos al público a que vengan, aparte es donde mejor los tratamos, en ningún lugar vas a encontrar el amor como aquí en el mercado”, aseguró la locataria.

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Desde hace algunos años, los mercados públicos en Chiapas atraviesan una crisis derivado de un problema que poco ha sido atendida por el gobierno municipal; el ambulantaje.
Foto: Ana Liz Leyte