El perímetro de La Chingada, herencia de los padres de López Obrador, fue cercado con alambre y es resguardado por elementos de seguridad

El Universal

Palenque, Chis.— Cielo gris y en las faldas de los cerros se ve colgar una espesa bruma blanca, como si las nubes estuvieran en el suelo.
Sobre la ruidosa y transitada carretera Pakalná-Palenque, donde se ubica la quinta La Chingada del expresidente Andrés Manuel López Obrador, desde hace 15 días un grupo de trabajadores laboran adecuando el inmueble.
Destaca que la quinta ha estrenado banqueta, las bardas pintadas de blanco brillan como si fueran nuevas, pero sobre todo los cambios más notorios son en dispositivos de seguridad.
Junto al zaguán negro, de techo rojo, fue instalada una cámara doble de videovigilancia, una de 360 grados de cobertura, la otra apunta directamente al portón.
Todo el perímetro de la propiedad fue protegido con alambre de seguridad (concertina) con navaja recta. Además, en el inmueble, junto al portón del lado derecho, se retiraron dos pequeñas paredes de un metro de alto, donde la gente se recargaba para esperar el transporte público y cualquiera se podía subir a mirar.
La quinta del político tabasqueño tiene como vecinos un taller mecánico y un hotel donde guacamayas y tucanes gritan desde las primeras horas del día. En el espacio de la alberca también se puede constatar la presencia de cámaras de vigilancia que apuntan a la quinta, pues metros más abajo hay un viejo puente de madera que cruza un estanque que comparten ambos terrenos.
De aspecto rudo, dos guardias vigilan las 24 horas en la zona de la alberca, y ven con recelo a quien se acerca al estanque.
Contrario a lo que pasaba en su domicilio de Tlalpan, en la Ciudad de México, donde las personas acudían para despedirse o a que les firmará su libro, en Palenque el zaguán está sólo, pues los palencanos sí han atendido su llamado de no irlo a buscar en su retiro.
La Chingada tiene una extensión de más de 13 mil metros cuadrados, que López Obrador recibió como herencia de sus padres hace más de dos décadas.
Palenque es un municipio con la categoría de pueblo mágico, conocido mundialmente por su sitio arqueológico catalogado por la UNESCO (por sus siglas en inglés) como Patrimonio de la Humanidad.
Pero la ciudad carence de servicios básicos como agua, luz, recolección de basura y las calles están en pésimas condiciones, como documentó EL UNIVERSAL el pasado 25 de septiembre.
Mari, quien trabaja en una cocina económica a unos 20 metros de la morada del expresidente, dice que no lo han visto, pero desde hace 15 días empleados entran con palas y machetes.
“Cuando viene, uno ni siquiera se da cuenta, vino a inaugurar el ISSSTE y ni siquiera lo vi”, comentó la mujer mientras servía puchero para el desayuno.
A cinco minutos de la finca —en transporte público—, se encuentra la Clínica Hospital del ISSSTE de Palenque, en Pakalná, inaugurada hace tres semanas por el entonces mandatario.
Coloquialmente, los doctores dirían: “No ha llegado el paciente”. Hasta el momento, López Obrador no se ha presentado en la clínica para darse de alta.
El hospital fue inaugurado el pasado 14 de septiembre, pero apenas este 2 de octubre comenzó a dar consulta a los derechohabientes con cuatro consultorios.
La unidad médica cuenta con cardiólogo, ambulancia y guardias del Servicio de Protección Federal de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
El expresidente López Obrador ha explicado que la finca es una herencia de sus padres, que fueron comerciantes, y que su parte del terreno él mismo lo ha repartido entre sus cuatro hijos.
Desde octubre del año pasado se vende el terreno de más de 2 mil 600 metros cuadrados, continuo a La Chingada, propiedad de su hermano Jesús Martín López Obrador, pero nadie ha pagado los más de 30 millones de pesos para ser vecino del exmandatario.
Además, el que será el nuevo barrio de López Obrador es ruidoso, está al pie de la carretera, con calles sin banquetas y con diversos comercios en los alrededores.
Los vecinos del expresidente son en su mayoría comerciantes. Frente a La Chingada está la Unión Ganadera de Palenque y una Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones); en la siguiente calle hay una tienda de la cadena Chedraui. En su misma calle, pasando el terreno de su hermano y el hotel, hay una casa habitacional donde también venden alfarería, un taller de cambio de aceite, accesorias para carnicería y una refaccionaria.
Después de la tienda de abarrotes Kikos —entre la basura— se observa el letrero del club nocturno El Palenque, que por la noche enciende sus letras neón amarillas.
Le sigue un negocio de venta de refrigeradores, de moto-refacciones y pinturas, un pequeño invernadero, un moflero, un restaurante de mariscos, una tienda Coppel y una ferretería, donde por la noche venden rebanadas de pastel del Costco; tacos de pastor 2×1 “todos los días” y un Oxxo, entre otros negocios.
A diferencia de López Obrador, quien ya tenía planeado vivir en el trópico al concluir su mandato, los expresidentes Felipe Calderón Hinojosa (PAN) y Enrique Peña Nieto (PRI), se mudaron a España luego de concluir su sexenio. Peña Nieto vive en el exclusivo barrio de Valdelagua en Madrid, donde también reside la actriz Penélope Cruz.

PIE DE FOTO:
La quinta del político tabasqueño tiene como vecinos un taller mecánico y un hotel donde guacamayas y tucanes gritan desde las primeras horas del día.
Foto: El Universal