Para recordarlo, su nieta salió a las calles a danzar con música de tambor y carrizo.

Carlos Sánchez NOTICIAS

Pie de foto: Carlos Sánchez Como mujer es complicado salir de parachico.

Con la nostalgia a flor de piel, Cristel Arévalo Macias salió nuevamente este año a las calles de la heroica Chiapa de Corzo para danzar con el traje de parachico, a pesar de que en su rostro se dibuja una sonrisa, su corazón se estruja por el recuerdo que le trae su abuelo.
La joven de 30 años menciona que esta tradición le fue inculcada por su abuelo Octavio Macias Nangusé, quien falleció en 2020 a sus 84 años víctima del virus de la COVID-19, sin embargo, esto no fue impedimento para que este 2023 le rindiera un homenaje.
“Es bastante difícil porque ambos teníamos una relación muy bonita y pues él me inculcó, bueno no solo a mí, a mis primas y hermanas y nietas, nos inculcó desde pequeñitas, toda esta tradición, más que inculcar es algo con lo que creo que todos los chiapacorceños nacemos, pero él hizo que le agarráramos ese amor a lo del parachico, la chiapaneca y la chuntá”.
Arévalo Macias también señala que como mujer resulta complicado vestirse de parachico, ya que con la máscara de madera y el traje, es imposible definir entre hombres y mujeres, pero eso no es impedimento para continuar preservando la tradición de Chiapa de Corzo, que reúne no solo a un pueblo, sino también al turista internacional.
“Es bastante peligroso porque muchos no se dan cuenta de que eres mujer y puedes recibir un mal golpe, también ya a cierta hora ya van entrados en el alcohol, pero algo muy importante que mi abuelito nos decía es que hasta donde se escuchara el tambor, ahí debía ir bailando un parachico, ni muy adelante y tampoco atrás”.
Para su familia resulta estas fechas de gran relevancia, ya que anteriormente tenían un ritual con su abuelo y se trataba de salir a bailar juntos durante todo el día con la música de tambor y carrizo los días 15 y 23 de enero, pero hoy tuvo que salir en compañía de otros familiares para no olvidar lo que le enseñaron sus ancestros.
Cabe destacar que Cristel tiene más de 20 años de danzar de parachico, pues desde los ocho años ya disfrutaba de esta festividad, el cual desde 2009 fue declarado por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad.